Apasionado policía anhela oficio de menos riesgos para sus hijos

Reynaldo García Picado tiene 43 años de edad y 22 de ellos los ha dedicado al servicio de la seguridad del país, pues es oficial de la Fuerza Pública.Ama su trabajo, lo apasiona; pero también reconoce que es un oficio lleno de riesgos y, por esa razón, anhela que sus cuatro hijos se dediquen a otra cosa.Esos peligros los tuvo más presentes el 25 de noviembre del año pasado, cuando sufrió la amputación de su brazo izquierdo, en Upala de Alajuela, mientras atendía el caso de una mujer que era agredida por su compañero.El atacante, de apellido Espinoza, lo macheteó en unas tres ocasiones.Aun así, Reynaldo no muestra un solo vestigio de arrepentirse de la labor que escogió para vivir.'Esa es mi pasión, desde antes de entrar (a la Fuerza Pública) veía a los policías en acción y decía yo, algún día voy a ser uno igual a ellos', recuerda.A su esposa, Lilliete Madriz, se lo hizo saber desde que eran novios. 'Fue una de las condiciones que yo le puse a ella, que si nos casábamos, que por favor no me pidiera que renunciara a este trabajo, porque esta era mi pasión'.'Y resulta que un día, como seis meses antes de que me pasara lo del accidente, ella me dijo que me saliera (del trabajo), como que presentía. Entonces yo le dije: recuerde lo que yo le dije a usted', narra desde el albergue del Instituto Nacional de Seguros (INS), donde recibe terapia.La pareja se casó cuando él tenía tres años de ser policía. Con el tiempo, llegaron sus cuatro hijos y entonces adoptó la otra profesión que más disfruta: ser papá.Un mejor futuro. Javier, el hijo mayor de Reynaldo y su compañera, tiene 18 años.A él le siguen Daniela, quien tiene 16, Felipe, de 13 y...

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