China evidenció la desconfianza sobre la economía global

El descalabro ocurrido en los mercados de valores el pasado 24 de agosto tuvo su origen en China, pero su repercusión fue global por la poca confianza sobre las condiciones de la economía mundial.

Los inversionistas de los mercados accionarios, y en general, todos los participantes de cualquier economía tienen nerviosismo o desconfían de lo que pueda suceder en el plazo de unos cuantos meses.

El resto del mundo parece, en este momento, un piso lleno de fichas de dominó, en donde un pequeño movimiento las haría caer una tras otra sin nada que las detenga y, en esta ocasión, el dedo que hizo caer la primera pieza fue el mercado de acciones en Shanghái.

Por el momento, la debacle no fue total y hubo una recuperación inmediata de los mercados luego de la intervención del Banco Central de China.

Sin embargo, el nerviosismo perdura y es probable que siga presente en las principales economías.

Estados Unidos está a la espera de mejores datos de Producto Interno Bruto (PIB) luego de años de que la Reserva Federal (Fed) estimulara el sistema financiero y Europa se encuentra en medio de un plan de inyección de liquidez, también para lograr un mayor crecimiento.

Lo sucedido en China fue un recordatorio del frágil estado de la economía y, al mismo tiempo, un tipo de confirmación de que ningún país puede mantener crecimientos por encima del 8% anuales mientras que el resto del mundo crece a niveles inferiores al 3%.

Sencillamente, si los socios comerciales de un país exportador no pasan un buen momento, es de esperar que esa nación también tenga problemas y así fue como sucedió: el crecimiento esperado para China en el 2015 se vio reducido debido a que su sector exportador ya no es tan dinámico.

Una vez que los inversionistas confirmaron este efecto y vieron otras señales (como la devaluación aplicada a principios de agosto, la reducción de tasas de interés y la inyección de liquidez en los bancos comerciales) procedieron a ajustar sus previsiones.

Es decir, determinaron que la segunda economía del mundo no sería tan potente como lo esperaban y, por lo tanto, deciden abandonar sus posiciones y crearon una ola de ventas de acciones que se trajo abajo los índices de las bolsas de valores.

Quienes siguen el mercado accionario chino opinan que había una burbuja y que lo sucedido fueron correcciones de esos precios elevados.

Según Rodrigo Solano, socio director de la firma InBest Capital, la caída de los mercados no es un asunto aislado o del que China sea...

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