Colegio Deportivo de Limón: una meca de talento en el abandono

En el invierno, las aulas se inundan; en el verano, los jóvenes estudian en un horno de casi 35 grados. Esta es la realidad del Colegio Deportivo de Limón, un centro educativo construido debajo de una gradería dentro del Nuevo Estadio de Limón y que, durante 20 años, ha rodado de un lugar a otro sin solución.

En este periodo, los estudiantes se han visto obligados a llevar clases en el suelo de los corredores o sentados en la gradería del estadio a sol abierto.

También se convirtieron en víctimas de las pandillas en una de las tantas sedes en que estuvieron hospedados temporalmente, a la espera de que el Ministerio de Educación Pública (MEP) les dé instalaciones.

Pese a las limitaciones, el colegio es una meca de talento que abastece a las selecciones nacionales. Ahí se iniciaron los atletas olímpicos Nery Brenes y Sharolyn Scott, el futbolista Waylon Francis y decenas de deportistas de élite.

'Nuestra expectativa es que sobre la base del éxito que se ha logrado pese a las carencias y dificultades, el MEP nos dé una mano para que se resuelvan los problemas', explicó Errol Alterno, director del colegio.

El camino de piedras se inició en febrero de 1996, cuando se llegó a un acuerdo entre el MEP y la UCR para alojarlo en la sede caribeña de la universidad.

Desde un principio, el convenio tuvo incongruencias que posteriormente se convirtieron en roces, causados en gran medida por la cantidad de aulas que podía utilizar el Deportivo.

Esto provocó la primera mudanza, que los llevó a distribuir a los alumnos entre las sedes del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), la Universidad Nacional Estatal a Distancia (UNED) y el Liceo de Limón.

El colegio volvió a cambiar de sede en el 2004, el 2009 y el 2010, hasta que se llegó a un acuerdo para que los jóvenes recibieran clases en las graderías del Nuevo Estadio de Limón, donde al menos había una cancha de fútbol.

Un año más tarde, se construyeron ocho aulas temporales debajo de las tribunas del estadio.

Como estaban a la espera de una solución del Ministerio, la edificación no contaba con las condiciones y, rápidamente, empezó a deteriorarse, al punto de que si llueve, se inunda, y en verano, el calor es insoportable.

'Estoy vinculado al colegio desde sus inicios. Sin embargo, hemos andado rodando en algunas instituciones que nos brindaron abrigo. Luego se hastiaron de nosotros, de los convenios y nos aplicaron el desahucio', contó Mario Fernández, profesor de voleibol de este centro educativo.

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