Competencia perfecta: Un balance favorable para el Gobierno

En el ámbito macroeconómico, dos fueron los retos principales - uno heredado y el otro inesperado - que debió enfrentar el equipo que tomó las riendas del Ejecutivo en mayo de 2018: el ajuste urgente en los presupuestos gubernamentales y el procurar mitigar el impacto de la pandemia en la economía.Frente a ambos retos, el Gobierno que está por concluir puede darse por satisfecho y, merece, reconocimiento. También lo merecen otros actores políticos que, en diversos momentos durante este cuatrienio, fueron capaces de alcanzar los acuerdos funcionales para poder realizar las reformas necesarias o tomar las medidas de política pública requeridas.Este rasgo de lo alcanzado en materia de fiscalidad no es menor. Es una característica que, a pesar de que algunos actores políticos se niegan aún a reconocer, es y será la norma en la política costarricense: la necesidad de buscar puntos de encuentros que permitan alcanzar mayorías legislativas sobre temas puntuales y, ojalá en un futuro de mayor madurez, líneas más ambiciosas de política pública.De esta forma, durante los primeros meses de gobierno, con el temor que genera saberse al borde del abismo fiscal, sin más espacio para procrastinar y trasladar las responsabilidades a otros, fue posible aprobar la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, hito clave en el golpe de timón y el cambio de rumbo que se percibe hoy en los presupuestos gubernamentales y la sostenibilidad del endeudamiento público.Dejando de lado vacíos discursos populistas en torno a las libertades que el manejo de la pandemia volvió tristemente comunes, merece destacarse también la forma en cómo se manejaron y se mitigaron los efectos de dicho shock sobre la economía.Las medidas adoptadas de restricción fueron mutando y flexibilizándose paulatinamente conforme se aumentaba la capacidad de respuesta sanitaria de manera que, tan pronto como agosto de 2020, los indicadores de actividad económica, gasto y empleo empezaron a recuperarse luego de la brutal contracción del segundo trimestre de ese año.En medio de esta emergencia, fueron cruciales y efectivas acciones que permitieron flexibilizar el empleo, apoyar el ingreso de los hogares más vulnerables, dar alivio a los requerimientos de financiación de las empresas y una política monetaria expansiva, acompañada de espacios regulatorios más flexibles por parte de los supervisores del sistema financiero.Pero no todo fueron sólo acciones de política económica de corto plazo...

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