La corrupción: más acá y más allá de la norma

AutorRicardo Salas Porras
Cargo del AutorLetrado de la Sala de Casación Penal Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica Profesor de la Maestría Centroamericana de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica
Páginas707-739
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La corrupción: más acá
y más allá de la norma
(Meditaciones de un escribidor solitario)
Ricardo Salas Porras
Letrado de la Sala de Casación Penal
Profesor de la Facultad de Derecho
de la Universidad de Costa Rica
Profesor de la Maestría Centroamericana
de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica.
Resumen. El ensayo pretende hacer un recorrido sobre el tér-
mino “corrupción”, sus signicados y resignicaciones en los di-
versos campos sociales y contextos históricos en que ha reapa-
recido. Asimismo, trata de analizar tanto su conexión, como la
de la reciente “campaña anticorrupción”, con las nuevas formas
de generación de riqueza y de las relaciones de poder, tratando
de delimitar la incidencia de ambas en los ámbitos económico y
político.
Introducción:
No pretendo discurrir en esta ocasión acerca de la morfo-
logía normativa del tema de la “corrupción”. De los alcances de
la preceptivística, tanto a nivel local como internacional, al igual
que sobre su interpretación o aplicación, es incuestionable que
en esta obra aparecen trabajos mucho más calicados que el
aporte que podría hacer este servidor. Ese campo lo dejo a otros
compañeros, quienes por sus antecedentes académicos o su
talento personal, darán mejor cuenta del mismo. De mi parte,
me he propuesto exponer algunas reexiones sobre qué se en-
tiende por “corrupción”, cuál es el motivo de su novedosa impor-
tancia, qué reacciones genera, cuál es un posible origen, y de
qué modo todo ello repercute tanto en la construcción normativa
como en su aplicación o desaplicación.
He preferido la modalidad de ensayo, la cual, a diferencia
de un artículo estrictamente académico, otorga mayor exibili-
dad en el desarrollo y el manejo de argumentos. A esos efectos,
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estimo que las ideas consignadas en las páginas subsiguientes,
muestran todas un grado de pertinencia respecto al tema, al pun-
to de que no puedo prescindir de ninguna de ellas al examinarlo.
Dadas las limitaciones de espacio asignado y del tiempo para
entregar este trabajo al editor, al igual que por las limitaciones
propias de quien estas páginas elabora, me ha resultado difícil
proyectar un escrito con el valor literario de la continuidad. De ahí
que, aunque pueda dar la imagen de segmentación, he decidido
que las siguientes consideraciones aparezcan como apartados,
en cada uno de los cuales habrá una propuesta primordial, la
cual podría denominarse “tesis”, porque no intentan ser “hipó-
tesis” empíricas o variables, sino de proposiciones analíticas no
excluyentes entre sí, que contribuyan a una mejor comprensión
y un debate más rico cuando de ese extenso fenómeno se trate.
I. Conceptualización.
Entiendo por “corrupción” el uso de lo público (recursos o
potestades) para nes privados, por parte de un servidor público
o de quienes tienen a cargo su administración. Ese tipo de ac-
ciones u omisiones, usualmente tendrán una nalidad lucrativa
para el agente o para su favorecido (en caso de que no se trate
de los mismos sujetos); pero no es necesario que ello se traduz-
ca ni que tenga por objeto un benecio económico, pudiendo ser
de cualquier índole. Por lo tanto, puede ocurrir en todos los ni-
veles de la cosa pública, desde el pago que se le entrega o pro-
mete a alguien para que cumpla o incumpla sus deberes, hasta
aquellos casos en que se dan cuantiosos desfalcos o gruesas
desatenciones para el provecho de algunos. Curiosamente, se
pone más énfasis en las faltas activas que en las faltas omisivas,
las cuales han dado muestras de poder ser más dañinas que
aquellas.
Esa noción es lo sucientemente amplia como para abarcar
una considerable gama de situaciones. También lo son otras,
como la empleada en la «Auditoria Ciudadana sobre la Calidad
de la Democracia en Costa Rica», que la entiende como «...toda
conducta que se desvía de los deberes normales inherentes a la
función pública debido a consideraciones privadas, con el objeto
de obtener benecios personales en dinero o posición social. No
necesariamente tiene que ser una conducta ilícita, y puede ser
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que no existan regulaciones al respecto. Tampoco la persona
corrupta tiene que ser un funcionario público, puede ser cual-
quier ciudadano».1 O, si se quiere, la del Banco Mundial, que la
conceptúa como “El abuso de un cargo público a cambio de una
ganancia privada”.2 No obstante, como se verá, el manejo de
esa categoría es todavía más laxo en la comunicación habitual,
tanto la coloquial cuanto la que se desarrolla más acá y más allá
de la norma.
En efecto, de unos años a hoy el tema de la así denominada
“corrupción” irrumpió de manera dominante en el espacio políti-
co y de comunicación masiva de nuestros países. La pregunta
que surge de inmediato es si ese fenómeno se ha acrecentado
al punto de hacerse imposible de obviar o pasar por alto, o si la
metamorfosis obedece a una nueva percepción de él.
En el primer caso, se impondría tener que admitir que antes
no se presentaban hechos similares, o que lo hacían en menor
medida. Sin embargo, como ha quedado patente en los regis-
tros históricos de nuestros países, acciones de esa índole ya
estaban presentes desde hace décadas con situaciones escan-
dalosas que quedaron en el silencio o en la murmuración polí-
tica o judicial, pero de las que no derivaron consecuencias que
impidieran su reiteración o que los mismos actores migraran a
nuevos terrenos de acción.
En el segundo caso, la nueva percepción del fenómeno,
más que denir si es que ha habido un desplazamiento en la
perspectiva, tendría que decirse que lo que hay es una nueva
construcción discursiva. Es decir, es un material fáctico que se
está agrupando y sistematizando dentro de un nuevo plantea-
miento.
Si se mira de cerca, nos percataremos que justamente esta
es la característica más palmaria del nuevo cuadro semiótico
surgido; más allá de vicisitudes particulares como la jerarquía
partidista o institucional de los individuos alcanzados por las re-
cientes investigaciones (periodísticas, judiciales o, en general,
de los más diversos actores sociales). Dicho de otra forma, más
1 PROYECTO ESTADO DE LA NACIÓN. Auditoría Ciudadana sobre la cali-
dad de la Democracia. Volumen 2. Editorama, San José, 2001, pág. 88
2 VILLASUSO, Juan Manuel et alii. Corrupción en Costa Rica: análisis, dis-
cusión y propuestas de acción. Fundación Friedrich Ebert, San José, 2003, pág.
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