Costa Rica y Derecho Internacional

Federico Campos

JaimeGranados

A propósito de la opinión consultiva emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos a finales del año anterior, en la que entre otros temas relacionados entre sí destaca el relativo al matrimonio igualitario, uno de los candidatos presidenciales que pasó a la segunda ronda aseguró ante los medios de comunicación que si este fallo tuviera que implementarse obligatoriamente en nuestro derecho interno, él estaría dispuesto a retirar a nuestro país de la Convención Americana de Derechos Humanos (Pacto de San José), en caso de quedar electo.

Vale la pena en este momento reflexionar sobre este tipo de actitudes ante el Derecho Internacional y valorar sus eventuales consecuencias.

Grosso modo, el Derecho Internacional regula la interacción entre países. Las relaciones internacionales se estabilizan gracias a la existencia de un cuerpo normativo sumamente amplio de reglas fundadas en el consentimiento de los Estados por medio de los tratados internacionales.

Vivimos en un mundo globalizado en donde gracias a la tecnología se han reducido dramáticamente los costos del transporte y de la interconectividad y, a la vez, como sociedad internacional tratamos de mitigar grandes riesgos comunes. Nuestra interacción internacional como país es multidimensional y compleja.

Si bien es cierto que el Derecho Internacional tiene claras imperfecciones (como carecer de un legislador centralizado y tener débiles mecanismos de cumplimiento), la comunidad internacional se funda en él para sostener una convivencia más o menos pacífica, estable y civilizada.

Un país que emita señales en contrario se expone no solo a la crítica internacional, sino a ser clasificado como de mayor riesgo por docenas de entidades que evalúan este tipo de decisiones para efectos de dar señales a los mercados y a otros actores relevantes del quehacer global.

Es decir, inversionistas, financistas, ONG que vigilan la tutela de los derechos humanos, ambientalistas, etc., nos están mirando.

Si Costa Rica renuncia a la Convención Americana de Derechos Humanos, complicaría el panorama de sus relaciones internacionales.

En la estructura piramidal kelseniana, la Constitución Política ocupa la cúspide más alta a nivel del derecho interno y, por encima de esa carta magna, se encuentran los convenios internacionales de derechos humanos, tal y como lo ha estipulado la Sala Constitucional; de manera tal que resultaría muy riesgoso para el país que un candidato...

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