El goleador de la Selección Sub-17 surgió entre los cafetales

Entre los cafetales de San Miguel de Naranjo, las prácticas en el Complejo Wílmer López y las mejenguitas con los más grandes del colegio, surgió el talento goleador de Andy Reyes.

El romperredes de la Nacional en el Premundial anotó desde el manchón blanco el segundo gol de la Sele en el debut frente a los sudafricanos.

Un talentoso joven que se crió ayudando a sus seres queridos en las cogidas de café.

Su padre, Julio Reyes, cuenta que en las mañanas iba al colegio y en las tardes colaboraba con el sustento de su familia.

Esto también le permitía pagar los pases de bus a Alajuela para asistir a las prácticas dos veces a la semana.

'Pese a las limitaciones ha respondido. Después del colegio iba a coger café y si no estaba jugando fútbol', comentó el padre, quien trabaja en una finca.

'No era tan malo para el trabajo pero le rinde más el fútbol', agregó entre risas.

Empezó a destacar cuando tenía ocho años y jugaba en una escuela de fútbol de Naranjo.

En muy corto tiempo, uno de los entrenadores le recomendó que lo llevara a probar suerte a la Liga o al Complejo Wílmer López, pues su talento era superior al de la mayoría de niños.

Ya de por sí, en su escuela siempre jugaba con las más grandes en los recreos.

'Fuimos al Complejo porque era gratis, en cambio en la escuela de fútbol de la Liga había que pagar mucho y no podíamos pagar', cuenta don Julio.

En el Complejo, que tiene un convenio con Carmelita, se formó como futbolista.

Al principio era duro para sus padres, quienes tenían que...

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