La historia no contada del cierre de BK

Los escuetos comunicados de prensa en los que se anunció al país el cierre de los 29 restaurantes Burger King (BK) en Costa Rica y 12 en Panamá, en octubre, no permiten ver la historia de desconfianza, errores y conflictos entre las partes de un fallido joint venture, creado para estabilizar la mala situación financiera de la operación, y tratar de venderla a un tercero antes de que terminara el 2014.

La falta de liquidez, las grandes deudas acumuladas de anteriores dueños, malos cálculos, el impago de los costos del uso de la marca por la parte costarricense y el hecho de que Burger King Corporation (BKC) fuera, al mismo tiempo, inversionista en el joint venture y dueño de la franquicia, explican -al menos en parte- el torbellino que dejó, cuando menos, a 462 personas sin trabajo en Costa Rica y más de ¢302 millones en deudas de impuestos y seguridad social.

El conflicto es tal que se encuentra en medio de un complejo proceso legal iniciado en Miami, Florida, por BKC, dueña de la marca, contra las sociedades que operaban los restaurantes de Costa Rica.

Las declaraciones juradas de dos testigos clave en ese proceso son las que permiten hoy a EF profundizar en las causas del fracaso local de la cadena BK, con aproximadamente 12.000 restaurantes en 74 países del mundo.

Entre miles de hojas con las transcripciones oficiales, la versión de la parte que operaba los restaurantes en Costa Rica la expone Rodrigo Zamora, encargado de supervisar la inversión de su padre, Roberto Zamora (presidente de la junta directiva de Banco Lafise) y del 75% del joint venture que ejecutaba la operación de BK en Costa Rica y Panamá.

La parte estadounidense, BKC, nombró a Julio Sánchez Padó para supervisar la participación de la corporación. Él fue gerente general de la operación de los restaurantes en Costa Rica y Panamá de julio del 2013 a enero del 2014.

Ni Banco Lafise, que financió la operación, ni los responsables de la franquicia en Costa Rica respondieron las consultas sobre este caso. Alegaron imposibilidad legal para responder.

Cúmulo de malos resultados

La historia se inicia en el 2011, cuando la Corporación Alimentos del Rey S.A. (Carsa) -presidida por Salomón Aizenman Pinchanski- vende a Beboca S. A. -sociedad propiedad de inversionistas venezolanos- la operación de BK en Costa Rica.

Aizenman conservó, eso sí, el derecho de cobrar a Beboca el alquiler de 17 de los locales en los que operaba BK, según las declaraciones judiciales.

La operación que...

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