Jugador de futsal se siente desesperado porque su papá con Alzheimer desapareció desde hace días

"Estoy volviéndome loco", afirmó el jugador de futsal Diego Vargas cuando comenzó a narrar cómo desapareció su papá, don José Fernando Vargas Mora, quien tiene 70 años y presenta principios de Alzheimer.Su esperanza es que quien lea este artículo y lo haya visto pueda ayudarle a encontrarlo, porque los días pasan y se siente completamente desesperado.Don José Fernando desapareció el 7 enero, en calle Perro Loco, en Paraíso de Santa Cruz, en Guanacaste. Desde entonces, sus familiares no han podido dar con su paradero.Son de Orotina, pero el jugador cuenta que en la primera semana del año una tía le dijo que tenía ganas de llevar a la playa a don José Fernando, aprovechando que los hermanos de ellos tienen una casita de descanso en Paraíso de Santa Cruz, cerca de las playas Negra, Blanca, Avellanas, Junquillal y Callejones.En ese momento al deportista la idea le pareció muy bien, pero le respondió que tenía que pagar el marchamo y Riteve, que le diera un tiempito y que se iban el jueves 6 de enero."Se me complicaron las cosas, por lo que no pude traerlo en carro. Me comentaron que podían llevarlo y estaba bien, solo que yo le dije que a él le iba a dar por venirse, porque cuando llegamos a un lugar ya se quiere ir por los problemas que tiene de Alzheimer", narró Diego Vargas.En cuanto a la enfermedad, indicó que él estaba controlado, porque lo que presenta son principios y que el doctor de la Selección lo ayudó, atendiendo de forma gratuita a don José Fernando. Le mandó unas pastillas que le oxigenaban el cerebro."Como que lo dejó ahí, no le avanzaba la enfermedad y papi estaba bien. Por eso más que todo tomamos la decisión del viaje. Iban los hermanos y lo iban a cuidar, solo tenían que estar atentos a que no se viniera".Llegó el día de salir de Orotina rumbo a Santa Cruz. El jugador recuerda que ese jueves pasaron por él como a las 10 a. m. y que todo estaba muy bien."Me mandaron fotos de mi tata en playa Blanca, estaba feliz de la vida y yo estaba contento porque él estaba paseando, porque solo tenía una rutina de andar en bus en Orotina y le gusta mucho caminar".Sin embargo, a la vez se sentía inquieto porque él sabía que probablemente su papá en cualquier momento podría insistir en querer regresarse. Diego se quedó más tranquilo por la noche, cuando habló por teléfono con su progenitor."Estaba feliz, ya acostado. Al otro día, el viernes 7 de enero, a lo que me cuenta mi tía, se levantó a las 6 a. m. a regar las plantas en la casita y se...

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