Notaria puso a dos muertos a vender finca en ¢10.000

La notaria pública Gabriela Alejandré Sáenz puso a un matrimonio de estadounidenses, quienes habían muerto más de 15 años atrás, a vender en ¢10.000 una finca de 555 metros cuadrados, ubicada en Tempate de Santa Cruz, Guanacaste.Alejandré realizó esa escritura el 27 de octubre del 2012; sin embargo, fue presentada al Registro Nacional hasta el 30 de octubre del 2013, y, a la fecha, no ha sido inscrita por tener defectos.En ese documento, se indica que ante la notaria comparecieron los dos extranjeros, de apellidos Brink, con sus cédulas de residencia en Costa Rica.También estuvo presente la compradora, apellidada Quirós, de 35 años, quien es vecina de Ipís de Goicoechea.Todos ellos, supuestamente, firmaron la escritura en la oficina de la abogada Alejandré en San José, a las 11:30 a. m.No obstante, según los certificados de defunción, de los cuales este diario tiene copia, el señor Brink murió a sus 79 años, el 28 de octubre de 1993, y su esposa, a los 83 años, el 18 de enero de 1998.Ambos sufrieron un paro cardiorrespiratorio en Estados Unidos y sus cuerpos fueron incinerados en el Crematorio Mountain View en Tacoma, Washington.Los hijos de la pareja, quienes prefirieron guardar el anonimato, denunciaron a la abogada y a la compradora, por medio de un representante judicial, ante el Ministerio Público.La demanda se presentó, el 15 de noviembre del 2013, por el delito de falsedad ideológica y en el caso de Alejandré por ejercicio ilegal de la profesión, ya que el Juzgado Notarial la había suspendido durante dos meses, el 19 de setiembre del 2012, por faltas a sus deberes funcionales.Según la denuncia, el matrimonio Brink adquirió cinco lotes, en Santa Cruz, en partes iguales entre 1983 y 1986, dentro de los cuales está el terreno que se incluyó en la escritura cuestionada, que se ubica cerca de playa Tamarindo y está valorado en $100.000; es decir, unos ¢55 millones.A finales del año pasado, cuando los hijos de los Brink quisieron abrir un proceso sucesorio para heredar esos bienes, detectaron que habían sido objeto de un presunto intento de fraude.Imposible. Allan Garro, abogado de la familia Brink, expuso en la denuncia penal que era imposible que sus clientes hubiesen comparecido ante la notaria Alejandré, pues en ese momento estaban fallecidos.Garro manifestó que, al enterarse de esas gestiones registrales, llamó por teléfono a Alejandré para que le mostrara la matriz donde, presuntamente, firmaron los estadounidenses.Además, le solicitó que le...

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