Oír, ver y sentir las marcas

Aunque estamos habituados a ellas porque las vemos, escuchamos y hasta olemos, muchas veces no les damos relevancia a dichas sensaciones.Sin embargo, inmediatamente sí las asociamos a una firma comercial, porque son sonidos, olores, gestos y hasta imágenes animadas que complementan la composición de la marca que, aunque no esté registrada, sí goza de notoriedad y reconocimiento.Hablamos de las marcas no tradicionales, un activo que puede tener a mano para su patrimonio, porque dichos estímulos son un conjunto de signos que distinguen productos y servicios.Un ejemplo de cómo un sonido puede reforzar el reconocimiento de una marca es el chillido del águila, el cual asociamos inmediatamente a la cerveza Imperial, ¿cierto? Otra empresa que ya cuenta con su registro de marca sonora es Casa Blanca con su famoso '¡Urria, urria!'.Actualmente, con la reforma a la Ley de Marcas y Otros Signos Distintivos, los sonidos están entre las marcas registrables y a pesar de que es un recurso con el que ya contamos, todavía no se ha explotado lo suficiente.Muchas empresas utilizan sonidos como signos distintivos, pero aún no los han inscrito en el Registro de Propiedad Industrial, por lo que no se pueden proteger y mucho menos percibir alguna remuneración económica.Olor, sabor, imagenBolas de tenis con olor a zacate recién cortado o llantas para carro con 'un aroma floral' son algunos aromas registrados en el Reino Unido. ¿La razón? Se dice que los recuerdos olfativos figuran entre los más evocadores y seductores, por lo que algunos fabricantes están cada vez más...

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