Opinión: Porteros que se niegan a crecer y a creer

Danilo Jiménez

Periodista danilojs62@hotmail.com

Ahora que regresó al país para defender el arco de la Sele ante Trinidad y Tobago y Estados Unidos, Keylor Navas contó en una entrevista que sus compañeros de colegio se mofaban de él.

Esto que hoy conocemos como bullying se lo recetaban cada vez que deslizaba su aspiración de convertirse algún día en el portero titular del Real Madrid.

Sus acosadores subestimaron el poder de un sueño en la mente de un adolescente así como la fortaleza y convicción para cristalizarlo sin importar obstáculos y burlas. El resto de la historia ustedes la conocen y no es el objetivo de este artículo, excepto por la lección dorada de adónde puede llevarte la vida cuando mejoras y crees en ti mismo.

Tengo 54 años, he visto porteros de todas las raleas desde 1968 y, sinceramente, me resulta difícil elaborar un ranquin aunque no puedo sustraerme a la tentación de citar mis favoritos.

Sin usar a Keylor como ejemplo, por ser de otra dimensión, en mi lista está un saprissista que recaló en Cartaginés en 1972 y me conquistó con sus paradones.

Les hablo de Rodolfo Umaña, un portero seguro arriba y abajo, un manual con guantes de cómo jugar el área, estar siempre en la trayectoria de la pelota o volar para sacar remates al ángulo.

Hay un trío de estilistas que también me atrapó: el panameño Roberto Tyrrel, de Alajuelense, una pantera por reflejos y reacción, y los limonenses Hernán Silvestre y Evaristo Allen: altos, flacos, ágiles y temerarios para rifarse la vida por un balón.

En aquel distante 72' también defendió el arco blanquiazul Emilio Sagot (+), un tipo que bien podía atajar con...

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