Opinión: El técnico más subvalorado de Costa Rica

Antonio Alfaro

analfaro@nacion.com

Johnny Chaves no tiene facha de técnico estudioso, mucho menos de graduado en Holanda, cuna de revolucionarios estrategas. La pinta le alcanza para pensarlo a cargo del equipito de barrio, el de mocosos, donde toca jalar las bolas, los uniformes, lavarlos, y hasta poner la plata para pagar el árbitro.

Johnny Chaves se ve más sencillo que uniforme de los años 80, desde el andado hasta el verbo atropellado.

A veces cuesta entenderlo, sobre todo si da declaraciones aún con el sofoque de un partido apretado. El lenguaje del fútbol, en cambio, se le entiende perfectamente a su equipo. Dos clasificaciones seguidas a segunda ronda del campeonato nacional con el Santos de Guápiles no requieren de traductor, menos si se le añade el recién conquistado boleto a la final de la Liga Concacaf.

Sospecho que Johnny Chaves es de esos a los que no damos el justo valor por banalidades: la escasa cabellera rara vez peinada o la humildad de siempre ante la prensa. Sospecho, sin temor a equivocarme, que estamos ante el técnico más subvalorado de nuestro fútbol (aun por encima de Horacio Esquivel). Deberían peleárselo los equipos cada final de torneo.

Él mismo se baja un poco el piso. En una no muy lejana entrevista, me confesó que su oportunidad...

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