Programa Macroeconómico del Banco Central de Costa Rica para el 2018-2019, de 31 de Enero de 2018

EmisorBanco Central de Costa Rica

BANCO CENTRAL DE COSTA RICA

La Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica en el artÃculo 6 del acta de la sesión 5813-2018, celebrada el 31 de enero del 2018, con base en la documentación conocida en esta oportunidad,

dispuso, en firme:

aprobar el Programa Macroeconómico 2018-2019, en los siguientes términos, de conformidad con lo establecido en el literal b), artÃculo 14, de la Ley Orgánica del Banco Central de Costa Rica, Ley 7558:

"Junta Directiva

Presidente

Olivier Castro Pérez

Ministro de Hacienda

Helio Fallas Venegas

Directores

Silvia Charpentier Brenes

Victoria Eugenia Hernández Mora

Marta Eugenia Soto Bolaños

Juan Rafael Vargas Brenes

PROGRAMA MACROECONÓMICO 2018-2019

1. PRESENTACIÓN

La Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica, mediante artÃculo 5 del acta de la sesión 5813-2018 del 31 de enero de 2018 aprobó la adopción de un esquema monetario flexible de meta explÃcita de inflación. Con este acuerdo culmina el proceso de transición iniciado en el 20051, cuyo objetivo es procurar a la sociedad costarricense de una inflación baja y estable.

1 De acuerdo con este esquema flexible de polÃtica, el Banco Central continuará dando seguimiento al desempeño de la economÃa con un enfoque integral. Incorporará en su análisis el mejor conocimiento de la coyuntura y de la fase del ciclo económico en que se encuentre el paÃs, evaluará las distintas opciones de polÃtica y su impacto sobre el resto de variables macroeconómicas y realizará los ajustes en los instrumentos de polÃtica de manera gradual.

Mantener la inflación en niveles bajos y estables reduce la pérdida de poder adquisitivo del colón, en especial para los grupos de ingresos bajos y fijos. Promueve la estabilidad de otros macroprecios (tasas de interés, tipo de cambio y salarios), lo que a la vez, permite que las decisiones de ahorro, inversión y consumo se adopten en condiciones de mayor certidumbre. Ello favorece la asignación eficiente de los recursos productivos, con implicaciones positivas sobre el crecimiento económico y la generación de empleo. Además, crea el entorno apropiado para que otras áreas de la polÃtica pública asà como iniciativas privadas alcancen resultados coherentes con una mayor eficiencia, equidad y bienestar económico.

No obstante, el Banco Central reconoce que, si bien la estabilidad de precios es una condición necesaria para el crecimiento económico y el bienestar de la población, no es suficiente. Además se requiere de una estructura de incentivos que promueva la productividad y competitividad en la economÃa, desde una perspectiva microeconómica, asà como de unas finanzas públicas sanas y sostenibles.

Con el anuncio explÃcito de la adopción del esquema de meta de inflación se formaliza la estrategia de polÃtica que ha guiado al Banco Central desde hace varios años y cuyas acciones permitieron reducir, gradualmente, la inflación, desde valores de dos dÃgitos hasta porcentajes cercanos a los que muestran nuestros principales socios comerciales2.

2 La inflación media anual en el perÃodo 1973-2008 fue 17,8% y 3,4% en el lapso 2009-2017. En años recientes, el proceso de desinflación fue reforzado por choques de oferta, entre otros vinculados con bajos precios internacionales de materias primas, que explicaron el desvÃo transitorio de la inflación (por debajo de la meta).

La adopción de este esquema se realiza en un contexto de inflación contenida en el rango meta anunciado para el largo plazo, validado por las expectativas de inflación y la ausencia de presiones inflacionarias originadas tanto por excesos de demanda agregada como monetarios3.

3 Esta condición es una fortaleza. A diferencia de otros paÃses que adoptaron metas de inflación, Costa Rica no requiere aplicar ajustes violentos en sus polÃticas monetaria y cambiaria, en el tanto la inflación se encuentra en el rango objetivo de largo plazo.

Con esa decisión el Banco Central reafirma el compromiso de proveer una inflación baja y estable. Bajo un enfoque prospectivo aplicará, de forma gradual, los ajustes de polÃtica requeridos, para moderar las fluctuaciones del ciclo económico y tomará en consideración el impacto de las medidas sobre otras variables macroeconómicas. Consecuente con ese esquema, mejorará su comunicación con la sociedad, con el fin de fortalecer el entendimiento de sus decisiones y, asÃ, la credibilidad del Banco Central.

En este marco de polÃtica, el Programa Macroeconómico 2018-2019, aprobado mediante artÃculo 6 del acta de la sesión 5813-2018, mantiene la meta de inflación de largo plazo, en 3% con una tolerancia de ± 1 punto porcentual (p.p.).

Acorde con lo previsto en la programación macroeconómica 2017-2018 (y su revisión), la inflación local retornó al rango meta en 2017, registrando una tasa interanual de 2,6% en diciembre de ese año. Ese regreso puso de manifiesto el impacto de la inflación internacional, acentuado por la depreciación del colón y por unas expectativas, que si bien estuvieron contenidas en el rango meta por 34 meses consecutivos, fueron superiores a su valor central.

Cabe indicar que por la vÃa monetaria no se han incubado presiones en exceso a la meta (determinantes de largo plazo de la inflación). Además, no se identifican tensiones de demanda (brecha del producto cercana a cero).

Pese a que en el segundo semestre de 2017 el crecimiento económico mostró una desaceleración mayor a la prevista, influida por el efecto de fenómenos naturales, la economÃa costarricense creció poco más de 3%, las condiciones de empleo se mantuvieron estables y el déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos continuó financiado con recursos de largo plazo.

No obstante, ese escenario macroeconómico presenta vulnerabilidades. En primer término, si bien el déficit en cuenta corriente pudo ser atendido con capital de largo plazo, flujos financieros distintos de la inversión extranjera directa llevaron al uso de reservas internacionales durante el primer semestre de 2017. En segundo lugar, la ausencia de una solución estructural al deterioro de las finanzas públicas, manifiesto en la creciente trayectoria de la razón de deuda pública a PIB, genera presiones al alza sobre las tasas de interés, en el tanto el financiamiento del Fisco ha sido, mayoritariamente, en el mercado local.

El tipo de cambio del dólar estadounidense en el 2017 continuó su comportamiento al alza observado desde el 2016. La mayor presión fue en la primera mitad del año, con una depreciación del colón que el 24 de mayo alcanzó 9,2% (interanual) y que revirtió hacia el segundo semestre. Al finalizar el 2017 la depreciación del colón fue 2,5% (3,3% un año antes).

En ese primer semestre los agentes económicos mostraron mayor preferencia por ahorrar en dólares y por desdolarizar su crédito bancario. Ello exacerbó la demanda por divisas y generó algunos movimientos en el tipo de cambio, que no eran coherentes con la evolución de las variables macroeconómicos que lo determinan en el mediano y largo plazo. Ante esa situación, el Banco Central vendió divisas con fines de estabilización cambiaria, con el consecuente uso de reservas internacionales. En la segunda mitad del año y, en respuesta a medidas de polÃtica adoptadas por esta Entidad, el mercado cambiario mostró una evolución de acuerdo con los patrones de regularidad temporal y la evolución de los determinantes de ese macroprecio.

En efecto, a partir del 6 de abril, entre otros, el Banco Central inició un proceso de aumento en la Tasa de polÃtica monetaria (TPM) y en el rendimiento de sus instrumentos de deuda; activó en mayo la intervención cambiaria entre dÃas y puso a disposición del mercado hasta USD 1.000 millones para esta intervención; y gestionó ante al Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) un crédito de apoyo de balanza de pagos por USD 1.000 millones, el cual se aprobó el 02 de octubre de 2017, pero el ingreso de los fondos no se ha realizado.

Con estas medidas buscó restituir el premio por ahorrar en colones, mejorar el mecanismo de transmisión de la polÃtica monetaria y estabilizar las condiciones del mercado cambiario; esto último dado el riesgo de que mayores expectativas de variación cambiaria se transmitieran a los precios internos y deterioraran la estabilidad del sistema financiero, dada la concentración que presenta el crédito en moneda extranjera en deudores cuya principal fuente de ingresos es en colones.

Por tanto, la evolución de las tasas de interés en el 2017 estuvo liderada por la transmisión de los movimientos en la TPM, proceso que como era previsible fue gradual, diferenciado según instrumento financiero y que a la fecha no ha concluido. Además, dada la ausencia de reformas de ajuste fiscal, el comportamiento de las tasas de interés también manifestó la presión que el Ministerio de Hacienda ejerce en el mercado financiero local, al atender sus requerimientos de caja y obligaciones financieras.

Partiendo de ese diagnóstico y de un entorno externo que, según analistas internacionales, en el bienio 2018-2019 estarÃa caracterizado por la continuidad de la recuperación económica, baja inflación y relativa estabilidad en los mercados financieros, el Banco Central presenta su Programa Macroeconómico 2018-2019, cuyo objetivo es una inflación de 3%, permitiendo una tolerancia de ± 1 p.p.

En ese entorno, los elementos salientes de las proyecciones macroeconómicas locales para ese bienio son los siguientes:

i) La inflación interanual estará contenida en el rango meta (3% ± 1 p.p.).

ii) La actividad económica crecerá, en términos reales, 3,6% en 2018 y 3,9% un año después, impulsada principalmente por la demanda interna. Estas proyecciones llevan asociadas brechas en la cuenta corriente de la balanza de pagos que, como proporción del PIB, alcanzarÃan -3,3% y -3,1%, respectivamente y, al igual que en años previos...

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