Reglamento Regulador de la Vigilancia de Calles, Avenidas, Carreteras y Caminos mediante Dispositivos Tecnológicos o Técnicos, de 17 de Octubre de 2007

EmisorPoder Ejecutivo

Nº 34104 EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA Y EL MINISTRO DE GOBERNACIÓN,

POLICÍA Y SEGURIDAD PÚBLICA

En ejercicio de las atribuciones conferidas en los artículos 9, 11, 80, 12, 23, 24, 28, 140 y 146 de la Constitución Política de Costa Rica;

Considerando que:

  1. —Realidad y percepción del problema delictivo. Los varios estudios llevados a cabo por institutos nacionales y organismos internacionales, en los últimos años, en relación al problema delictivo, confirman que en la Costa Rica contemporánea se ha instalado una cultura, profunda y extensa, de inseguridad ciudadana. A nivel inmediato,

    los medios de comunicación colectiva y las múltiples conversaciones que tienen lugar cada día entre los habitantes del país, confirman los resultados de los estudios científicos mencionados. Es así que parece innecesario, y posiblemente repetitivo y oneroso, continuar con diagnósticos que al final habría simplemente de subrayar lo que ya nos es evidente. En toda la extensión geográfica nacional hay temor de ser víctima de delito o contravención. Una característica confirmada por estadísticas recientes es que se han incrementado robos, hurtos y contravenciones, calificables de costo relativamente bajo y cuyo objeto alcanza a teléfonos celulares, sistemas de reproducción musical,

    joyería, radios, carteras, relojes y billeteras, sin embargo y a pesar del costo del bien sustraído, el efecto en el temor ciudadano se ha visto dramáticamente incrementado. De manera directamente proporcional a ese temor se ha visto reducida la calidad de la vida social en el país.

  2. —Reacción institucional positiva. Las autoridades nacionales han formulado y están en proceso de implementar toda una plétora de políticas públicas tendientes a prevenir, detectar, desmotivar, investigar policialmente y perseguir en sede judicial a un amplio grupo de esas conductas reprochables y generadoras de temor y dolor ciudadano. Es así que las funciones ejecutivas, legislativas y judiciales están comprometidas en la lucha contra el delito y en la prevención de la delincuencia, a todo nivel etario y de género y en toda la extensión geográfica del país. Los ministerios de Seguridad Pública,

    Justicia y Salud Pública, por parte del ejecutivo central están efectivamente utilizando al máximo sus energías intelectuales, organizativas, financieras y humanas para reducir el nivel del problema y asegurar a los habitantes una mayor protección de sus integridades físicas y de sus patrimonios. El Poder Judicial, mediante la judicatura penal y principalmente mediante el constante quehacer del Ministerio Público y del Organismo de Investigación Judicial, hace su mayor esfuerzo para que, dentro de las reglas de un sistema de derechos fundamentales y de garantías constitucionales, se reduzca la impunidad, se persiga al delito y se castigue al responsable de comisión de ilícitos. Por su parte la Asamblea Legislativa, en su intento de regular todo aquello que es de necesidad nacional, inserta constantemente en sus debates y en la corriente de las reformas legales, iniciativas tendientes a fortalecer la seguridad ciudadana,

    al punto que se está constituyendo una comisión especial para este efecto y de la que esperamos una reforma integral de toda aquella normativa que tenga que ver con actos ilícitos y contravenciones. Finalmente los poderes municipales dirigen sus acciones en la misma dirección, haciendo importantes aportes de naturaleza humana y financiera, tendientes a la coordinación de políticas con el resto de las autoridades nacionales, en sus propios espacios geográficos de trabajo.

  3. —Una sociedad civil activa. La sociedad civil habitante en nuestro país, además de manifestar su gran preocupación y de solicitar a las autoridades formales^, mayor efectividad en sus esfuerzos,

    también se ha tornado en activa, dentro del marco constitucional y legal permitido, con el propósito de reducir la actividad delictiva y que se logre reestablecer en Costa Rica una cultura de seguridad ciudadana y de paz social,

    propiciatoria a su vez de un incremento en la calidad de vida de todas y todos los habitantes de Costa Rica. Los ciudadanos individualmente, y las empresas privadas, invierten grandes cantidades de sus recursos financieros para auto-dotarse con sistemas privados de seguridad y con mecanismos tecnológicos que pretenden hacer mucho más difícil a aquellos que ponen en amenaza sus vidas y propiedades mediante acción delincuencial. Principalmente, individuos y empresas, muestran una actitud de alerta permanente tendiente a protegerse y a proteger a otros. Asimismo los ciudadanos, dentro del marco que la ley se los permite, se organizan, se retro-alimentan y se protegen en contra de cualquier eventual victimización de que pueden ser objeto.

  4. —El marco de las reacciones del gobierno y de la sociedad. El Estado costarricense en general, gobierno y sociedad civil,

    tienen plena conciencia que el incremento de la efectividad de su lucha contra la delincuencia ha de respetar el sistema constitucional de los derechos fundamentales y las garantías procesales, por cuanto actuar de manera distinta significaría exponerse a romper el orden constitucional y posibilitar injusticias. Es así que el costarricense entiende y ha decidido que, aun cuando en ciertos momentos de dolor o temor se presente la tentación a la venganza privada, ajustará su conducta a toda aquella normativa que asegura a nivel constitucional y legal la protección de los derechos y la tutela de las garantías, propias y ajenas. Con esta fe en su sistema de seguridad y de justicia y mediante este voto colectivo de respeto a tales reglas, las autoridades nacionales y la comunidad civil consideran que existen mecanismos, tanto en la investigación policial -administrativa, judicial y municipal- como en la persecución judicial, que les permita a la víctima de delito y a la sociedad en general no sólo incrementar la prevención de tales conductas, sino incrementar la efectividad de la investigación policial y la persecución judicial, mediante reformas tanto de naturaleza legal y reglamentaria como de un mejor uso de las nuevas tecnologías.

  5. Derechos individuales y garantías de todos. Todo derecho implica una regla de comportamiento que a la vez que protege impone deberes y confiere facultades. Se repite que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR