Solo ilusiones y un viejo salveque recién lavado

San Carlos. Lo único que Francisco Javier Mena y sus dos hermanos menores tienen para ir a estudiar es un viejo salveque y un montón de ilusiones.

El pasado viernes, su mamá, Celsa Chamorro, lo estaba lavando en el rancho que ocupa la familia, en El Plomo de Pocosol, zona fronteriza con Nicaragua.

Se trata de una vieja estructura de madera, con divisiones de plástico y un piso tan dañado que hay peligro de caídas a cada centímetro.

En el lugar no hay luz eléctrica, pero sí mucho barro en el aposento donde doña Celsa lava trastos. Y el salveque.

A pesar de las muchas privaciones que padece la familia, la mayor preocupación de esta madre, ese día, era cómo financiar la compra de útiles y uniformes para que Francisco Javier pueda iniciar el colegio.

También le preocupa que José Steven, de 10, y Jorge Eduardo, de 8, tengan que abandonar la escuela.

Sueño. 'No quiero que mis chiquitos se queden analfabetos, quiero que se preparen, que se conviertan en profesionales para que salgan de la pobreza', expresó la mujer, de 54 años.

Sin embargo, la solución, por ahora, está 'en manos de Dios', sobre todo porque su esposo es poco lo que puede trabajar, pues sufre de un problema en la cintura.

Además, el año pasado les quitaron una ayuda de ¢50.000 que usaban para el alquiler.

A pesar de las carencias, Francisco Javier...

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