Tío Chida, el diplomático

José David Guevara

jguevara@elfinancierocr.com

A tío Chida le gustaba hablar de café, guitarras, canciones de amor, yigüirros y chorchas, relojes de pulsera y de bolsillo, cuchillas y piedras de afilar, armas de fuego, caballos y alforjas, mecedoras de cuero, su tía Nieves y su sobrino Dani, naipes, ungüentos, pastillas y jarabes, y radios portátiles. Pero de fútbol hablaba poco, muy poco.

Ese viejo que se llamaba Rafael Ángel Arguedas Cabezas discutía por temas de gobierno (desaprobaba la gestión de Rodrigo Carazo, presidente 1978-1982, y aplaudía la de Luis Alberto Monge, mandatario 1982-1986), de relaciones internacionales (detestaba al dictador nicaragüense Anastasio Somoza, 1925-1980) e ideológicos (odiaba a los comunistas, de quienes decía 'son los puros diablos y solo piensan en hacer daño'). Sin embargo, nunca lo escuché discutir por fútbol.

Nacido el 21 de abril de 1898 y fallecido el 1.° de julio de 1986, este tío abuelo por parte de mi padre era adicto a los recuerdos. Evocaba los paseos en carretas tiradas por bueyes, la exquisita cuchara de su esposa Gloria Chaves Bolaños (1896-1965), sus años de comerciante de arroz y de jefe político en Ciudad Quesada, y boleros antiguos -como uno cuyo estribillo decía 'Quiero que me digas, sin vacilaciones, cuál es la reina, la dueña del salón, si es la que tiene más rubios los cachetes o...

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