El último secreto de Estado cumple 18 años sin imitaciones

En ese momento, la tercera parte de los costarricenses actuales no había nacido, tener un celular era como tener ahora un avión propio y la dicotomía mariachis-pericos aún funcionaba para explicar la política nacional.

José María Figueres era presidente de la República y no consultor ni cuestionado; Juan Diego Castro era ministro y no abogado mediático; Laura Chinchilla era su viceministra y no la presidenta; y la Sala IV era cosa nueva.

En ese momento se firmó el último 'secreto de Estado'.

Legal o indebido, abusivo u oportuno, el secreto rigió 78 días hasta que cayó una derogatoria con el argumento de 'garantizar la confianza pública en las instituciones y la total transparencia' en los contratos que firmara el Estado.

Desde entonces, han abundado los acuerdos de confidencialidad, las gavetas o los pactos de silencio, pero nada de eso ha quedado plasmado en documentos formales como ocurrió aquel martes 30 de abril a las 8 de la mañana en el despacho de Figueres, cuando mandatario y ministro Castro firmaron el decreto número 25127-SP.

Quisieron que nadie conociera los archivos antidrogas y, sobre todo, detalles del Arsenal Nacional en momentos en que se impulsaba una compra millonaria de armas a Israel que después provocó una ola de cuestionamientos.

De a callado. 'Se suscribió para proteger la información que es secreta en cualquier estado democrático, como es la atinente a su seguridad pública. Los ladrones y los narcotraficantes no debían conocer la capacidad de fuego de nuestros policías', recordó Juan Diego Castro ante una consulta de este diario.

Al siguiente 17 de julio, sin embargo, un nuevo decreto derogó el 'secreto de Estado'. Castro ya no era ministro de Seguridad sino de Justicia.

Quien firmó la derogatoria fue su sustituto, Bernardo Arce, quien apenas tenía dos semanas en el cargo, y el presidente Figueres. A ambos resultó imposible localizar este semana para consultarles sobre este tema.

'Yo no tenía ningún poder para impedirlo', manifestó Castro, quien lo calificó como 'una acción incoherente del Gobierno'.

Ahora, 18 años después, lo explica 'como una maniobra del señor Arce para congraciarse con algunos medios de comunicación'.

La duda continuó. Así murió el último secreto de Estado que...

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