La vivienda en alquiler: la realidad y los retos

Melizandro Quirós

La mayoría de personas sueña con tener una casa propia. ¿Cuál es la razón? En gran medida existe un estigma social de que esta es la forma de que dispone una familia para heredar algún patrimonio a sus hijos. No es extraño entonces escuchar la expresión de que alquilar es 'regalar la plata'. Para el 2016, en Costa Rica el porcentaje de hogares sin vivienda propia era de un 25% entre la población no pobre y de un 42% entre la población pobre, esto es cerca de 315.000 hogares. Sin embargo, la casa propia no es la única opción para las familias.

Ante una política del Banco Central que restringe el crédito, con regulaciones de la Superintendencia General de Entidades Financieras que limitan el endeudamiento para adquirir vivienda y ante los aumentos que se esperan en la tasa de interés es muy predecible que la compra de vivienda en el país se vea próximamente muy limitada.

La dimensión de esta problemática requiere una atención del Gobierno con una visión no solo de corto sino de largo plazo, ya que la baja de precios que se esperaría sufra el stock de viviendas actual no será suficiente para corregir la situación. El Gobierno debe pensar en el establecimiento de una política pública para estimular un mercado de arrendamiento habitacional, con una visión más allá de lo que hoy existe.

A las consideraciones anteriores se suma la existencia de una serie de factores que están creando condiciones para desarrollar un mercado de alquiler de viviendas, tales como dispersión del empleo, la migración rural-urbano y el menor tamaño de las familias. EE. UU. y Europa tienen tasas de alquiler de entre 45% a 55%, y predomina su uso entre los jóvenes y los hogares unipersonales. En el caso costarricense, las bajas tasas de interés de los últimos cinco años han estimulado una expansión de la demanda por compra de vivienda. El ciclo económico que se avecina es diferente.

Asignatura pendiente

En el país la vivienda en alquiler no se ha desarrollado por varios factores, siendo los más problemáticos la falta de financiamiento, tanto para el constructor como para el inquilino; lo lento de los procesos de reposesión; y la desconfianza de los inquilinos en las condiciones del cobro. La visión moderna es que este debe ser un mercado de operadores formales que administren un producto residencial especializado.

El mercado del arrendamiento residencial ya tiene antecedentes a nivel internacional. En Estados Unidos, la referencia la encontramos en los...

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