Pensiones anticipadas aún golpean al IVM Impacto en las finanzas del sistema de pensiones de la Caja impulsó la decisión de cerrar la alternativa a partir de 2018

La posibilidad de que afiliados al régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) puedan retirarse antes de los 65 años, en la llamada pensión reducida, sigue golpeando la liquidez del sistema y en diez años el costo fue de ¢70.000 millones.

Por ahora, si usted está inscrito al IVM, puede optar por pensionarse con 60 años (mujer) y 62 años (hombre).

Esto es lo que se denomina pensión anticipada con monto reducido, puesto que se da ese beneficio siempre que el afiliado cuente con un mínimo de 300 cotizaciones y esté dispuesto a que su pensión se reduzca 1,75% por trimestre anticipado.

Una persona puede renunciar a esa porción de su pensión, con tal de jubilarse de forma anticipada por dos razones: la primera es que ya no tiene alternativas de incorporarse al mercado de trabajo y, la segunda, es por alguna situación familiar.

Sin embargo, esta opción se irá cerrando a partir de marzo del 2018, debido al golpe que genera en la liquidez del régimen de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).

El portillo se cerrará de forma gradual por lo que continuará impactando al sistema en los próximos años.

Solo en el 2016, 2.805 personas decidieron pensionarse con una pensión reducida (su nombre abreviado), con una monto promedio de ¢348.941.

En ese año, la pensión reducida representó el 23% del total de jubilados por vejez, pero en el pasado ha llegado a un tercio de este segmento.

En total, 21.481 aportantes se han jubilado con una pensión reducida desde que se abrió el portillo en 2005 y hasta el 2016, según datos del área de pensiones de la Caja.

El estudio actuarial de la Escuela de Matemática de la Universidad de Costa Rica (UCR) expone que el costo anualizado de las pensiones reducidas ascendió a ¢70.637 millones entre el 2005 y el 2015, el último año incluido en el análisis.

Si una persona anticipa su pensión, pero acepta que le reduzcan el monto que recibirá, deja un efecto neutro en los costos del sistema. Es decir, el afiliado subsana el faltante de las cuotas de los años en los que no cotizaría con una reducción de su pensión.

Sin embargo, cuando una persona anticipa su pensión, el régimen debe asumir ese gasto antes de lo estipulado y el flujo de efectivo se estrecha.

La liquidez es clave en momentos en el que IVM acude a los intereses de la reserva para hacerle frente al gasto total de pensiones, pues las cotizaciones de los afiliados son insuficientes.

Así, cerrar el portillo de la pensión reducida dará aire al sistema en el corto plazo...

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