10.000 familias se alejan al menos un paso de la pobreza

Hace año y medio, la oportunidad tocó a la puerta de Hellen Campos, una madre de 28 años, vecina de León XIII, en Tibás, San José.

Llegaron a ofrecerle ayuda, pero también a ponerle compromisos. A cambio del apoyo, ella tenía que volver a estudiar y asegurarse de que su hija mayor terminara el colegio.

Aceptó el trato, una decisión de la que Campos no se arrepiente, pues, sin temor a equivocarse, afirma que su vida ha cambiado para bien con la guía de una trabajadora social y el apoyo del Estado.

Dentro de pocos meses, sin embargo, llegará el momento en que esta madre y sus dos hijas deberán seguir por su propia cuenta.

Esta familia es una de las participantes en la estrategia denominada Puente al Desarrollo, que implementó este gobierno para combatir la pobreza extrema.

La citada condición aqueja en Costa Rica a unos 307.270 núcleos familiares, según la última Encuesta Nacional de Hogares (Enaho).

Ana Helena Chacón, vicepresidenta de la República, describe a esas familias como aquellas que no logran hacer los tres tiempos de comida y deben subsistir con unos ¢800 al día, es decir, la mitad del valor de un kilo de huevos o un kilo de tomates en la feria del agricultor.

La iniciativa Puente se puso en marcha en el 2015, cuando entre julio y diciembre se reclutó a 27.300 familias de los 75 distritos con mayor concentración de pobreza extrema, según los mapas sociales creados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

El programa ofreció un plan de mejora a cada uno de los hogares participantes, el cual debía ejecutarse en dos años, tiempo durante el cual recibían un subsidio de ¢75.000 mensuales.

Según las estimaciones del Gobierno, son cerca de 10.000 las familias que están a punto de concluir esa fase.

Estos núcleos ya cumplieron el 85% de sus objetivos, por lo que los cogestores (trabajadores sociales a cargo) les darán el aval para 'graduarse'.

Una de las las metas, por lo general, es que todos los miembros del núcleo familiar terminen sus estudios y que los jefes, así como los adultos jóvenes, se capaciten en algún oficio.

Hellen Campos, por ejemplo, tiene habilidad para las matemáticas, por lo que el IMAS le paga un curso técnico de Contabilidad. Después de enero, cuando tenga su título, espera encontrar un buen empleo.

'La idea de estudiar algo que a uno le guste es trabajar en algo que a uno le guste, más que todo para sacarlas a ellas (sus hijas) adelante. A veces nosotros mismos nos cerramos puertas; gracias a Dios...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR