45 años sin Jorge Debravo

A don Marco lo encontramos en su taller. En una Turrialba que es suya y que recorre con nostalgia de arriba a bajo. El cantón parece hacer lo mismo con él, en un desborde de complicidad que no es extraño, pues mientras otros van y vienen, don Marco se quedó con los suyos.De esa forma venera también las tierras que apadrinaron los encuentros con su amigo, compañero y cómplice de poesía, Jorge Debravo. De eso hace ya 45 años, cuando la muerte pasó sin aviso y le dejó el corazón, las manos y la mente extasiadas de letras, algunas aún sin estampar.Don Marco es un hombre de risa pausada y de ojos alegres, de cabello muy blanco, contextura delgada y cejas negras como carbón.Se coloca sus anteojos y toma asiento en un mundo de televisores de pantallas grandes, medianas y pequeñas. También hay grabadoras y hasta unos cuantos microondas hacen fila...

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