Con Watson, clasificábamos

Costa Rica acaba de pasear por Puebla su peor versión de futbol menor en años. Fuimos un equipo desangelizado y la eliminación al Mundial de Turquía se tornó previsible a medida que avanzaban los partidos. Al final, la modesta Cuba se volvió una barrera insalvable. Uno puede aceptar que el rival nos supere, que el equipo no se encuentre, que la ansiedad nuble la mente, pero jugar sin alma y a nada en categoría juvenil es difícil de digerir.Tampoco tiene sentido que ahora el técnico se escude en la falta de fogueos. Debió hablar con tiempo, cuando se podía enmendar el rumbo. Aunque quizá el destino de este equipo estaba escrito desde que removieron a don Carlos Watson, ese filósofo del futbol criollo. Hemos perdido en fila a entrenadores de valía del futbol menor por culpa de un personaje sombrío, que se pasea con nerviosa y deslucida pompa por los pasillos del Proyecto Gol. El hombre sigue allí, fortalecido por la negligencia de quienes deberían quitarlo.Y mientras tanto, nos permitimos el lujo impensado de apartar del proceso al hombre que derrotó en la Copa Mundial Juvenil de Argentina 2001 a Louis Van Gaal y a su versión postadolescente de la 'naranja mecánica', en la provincia de Salta, 3 a 1. Watson no tiene par como formador de las nuevas generaciones de futbolistas. Su verbo claro permea las mentes...

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