Ahorros, echar mano a la creatividad y fe mueven las zonas costeras de Guanacaste en tiempos de pandemia
Sardinal, Guanacaste. Eran las 6:30 a. m. de un lunes de pandemia. Jessica Isabel González, vecina de playas del Coco, lleva a su hijo de diez años a la playa. Lo hace todos los días desde que se relajaron las medidas sanitarias y se puede acudir a la línea de costa entre las 5 y las 8 a. m. Lo hace junto con su vecina, Juliana Tijerino, quien también lleva a su nieto "es como mi hijo, yo lo estoy criando", dice y con su amiga Naomy Castillo.Una de las razones de estas visitas diarias es para que los niños se distraigan y jueguen, pero no es la única. Ellas también necesitan la distracción, y aprovecharse de la creatividad para ver si logran conseguir algún pescado para comer.Su situación no es la misma desde la pandemia, ni siquiera saben qué comerán para el almuerzo o si podrán hacerlo. González y Tijerino trabajaban limpiando casas y cuidando niños. Sus patronas eran mujeres muy buenas que laboraban para hoteles de la zona. Les daban un trabajo fijo, con ingresos estables, pero informal; tenían un acuerdo de palabra con sus patronas, pero no un contrato, ni seguro social.Llegó la crisis y con esto sus patronas fueron despedidas, ya pasaban todo el tiempo en casa y podían cuidar de sus niños. González y Tijerino dejaron ese trabajo, sus respectivos esposos también los perdieron."En la iglesia nos daban diarios, pero después, conforme la gente comenzó a pasar más penurias, cada vez había menos gente que podía dar, entonces comenzaron a pedir cartas de despido o de que uno estaba trabajando menos horas, pero nosotros no tenemos eso", se lamentó González.Tijerino agrega: "A mí me pasa igual, somos cinco personas en mi casa, los cinco necesitamos comer y no tenemos ayuda, por eso venimos a ver si conseguimos pescadito, hay que echarle mano a la creatividad".A pocos metros, los menores juegan con la arena y van a la orilla del mar a jugar con las olas."Ellos dos están felices porque pueden venir a la playa todos los días y antes no. A veces es mejor que no dimensionen tanto lo que pasa", dijo Tijerino.La realidad de estas familias se repite constantemente en esta playa y en otras aledañas, zonas que dependen en gran medida del turismo y que se quedaron sin ingresos cuando la pandemia obligó a las autoridades sanitarias a imponer medidas.Las medidas ya permiten que los 3.084 hoteles de menos de seis habitaciones abran y los más grandes podrán hacerlo a partir de este lunes, con esto también se busca motivar las compras en restaurantes...
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