Alajuela fue una barricada

A las 8:30 a. m. de ayer, el alajuelense Luis Gómez Álvarez se topó con barreras policiales en una calle aledaña a la plaza Juan Santamaría, donde cada año la gente asiste al acto del 11 de abril.'Esto es un acto cívico que no es cívico', reclamó Gómez cuando la Policía le impidió acercarse al sitio donde la presidenta Laura Chinchilla daría su discurso. 'Es un exclu-cívico ', le respondió un transeúnte con una trompeta.Una cuadra al oeste, la Fuerza Pública también tenía cerrado el paso y, una cuadra al sur, igual, pues solo invitados de gobierno, algunos estudiantes y profesores podían cruzar el perímetro policial. La plaza estaba casi vacía.'Es primera vez en mi vida que no nos dejan pasar a estar frente al parque', dijo Manuel Sibaja, un profesor de inglés de 70 años.'Yo quiero participar del acto cívico. No vengo con bombas ni granadas', reclamó Gerardo Angulo, mientras opositores a la concesión de la ruta San José-San Ramón alistaban sus banderas y pancartas en el parque Calián Vargas, a 100 metros de la tarima.Mirta Salas, preocupada porque no podía ver a su hijo de la Escuela de El Roble, dijo: 'Estas barricadas nunca han estado aquí'.'¡Ojalá le armen una pero...!', dijo una mujer molesta cuando la Policía le prohibió pasar, al tiempo que Rashida Jenny Torres lloró frente a las barreras, argumentando que su hijo era muy nervioso y ella le había prometido estar ahí.A las 9:05 a. m., Chinchilla cruzó la plazoleta mientras saludaba a los niños de preescolar que querían tomarse fotos con ella.Al fondo, solo se escuchaban los gritos de los manifestantes: '¡Miedo, miedo!'. Centenares de opositores y ciudadanos de a pie molestos por el bloqueo, habían empezado a gritar consignas contra el proyecto adjudicado por $524 millones a la firma brasileña OAS. '¡Sí a la carretera, no a la concesión!', decían.En la plaza Juan Santamaría, uno a uno se sucedieron los discursos: Tracy Soto, alumna del Colegio de El Carmen; Roberto Thompson, alcalde de Alajuela; Fabio Molina, diputado del PLN, y Leonardo Garnier, ministro de Educación.En el otro parque, la llegada de Molina provocó los improperios.Tocó el turno a la presidenta, quien alzó la voz como en plaza pública: '¿Cómo están hoy?', preguntó a los chiquitos. Cien metros al oeste, los manifestantes explotaron en gritos y una parte cumplió la promesa de darle la espalda. Ella estaba demasiado lejos para verlo.En un discurso de siete minutos, la mandataria no mencionó una sola vez la carretera. Hizo alusión, sin...

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