La alegría volvió a las prácticas

Turrúcares. Al llegar al Centro de Alto Rendimiento en Turrúcares, Wílmer López no se bajó del autobús con una varita mágica, pero logró que algo cambiara en la Liga.

La ilusión que tiene el Pato, compartida con un Jozef Miso y un Mauricio Montero que no durmieron de la emoción al emprender un reto con el que siempre soñaron, resultó contagiosa para los jugadores.

En la práctica había sonrisas, buen ánimo, disposición y confianza en que el trabajo de los tres ídolos surtirá efecto.

Todos se reunieron en el centro del campo, se abrazaron e hicieron una oración.

Los futbolistas quedaron en manos del preparador físico Alejandro Villegas, con quien efectuaron unos circuitos de activación muy intensos.

Una hora después hubo trabajos con balón, para que posteriormente cada quien se pusiera a las órdenes del especialista. Los arqueros, con Wardy Alfaro, trabajaron con los movimientos que Miso les enseñaba a los volantes y los delanteros.

El Pato estaba por lapsos con ellos y también iba al sector en el que el Chunche le explicaba una y otra vez a la defensa cómo ubicarse y reaccionar en línea de cuatro. 'Hoy se vio otra cosa, otra cara. No digo que antes estaba mal, pero había que corregir algunas cosas', acotó el...

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