Alianza del Pacífico: la integración que Costa Rica dejó pasar

La historia le rimará de alguna forma: un gobierno promete una medida que transformaría el escenario comercial del país y asegura que su propuesta solo tardaría unos cuantos meses en ejecutarse. Pasan los meses, la propuesta nunca fragua y, al final, cuatro años después, se queda guardada en un cajón.

El relato escrito entre Costa Rica y la Alianza del Pacífico no se escapa de esas páginas: hoy los procesos de ingreso se mantienen estancados y el país ha elegido conformarse con ser un 'estado observador candidato' de la iniciativa de México, Colombia, Chile y Perú. Lo hace casi cuatro años después de que la entonces presidenta, Laura Chinchilla, prometiera un pronto ingreso a la iniciativa regional.

Hoy, el Ejecutivo asegura que el país mantendrá su rol actual, incluso después de que -hace una semana- la Alianza anunciara la adopción de políticas para una nueva fase de expansión y su 'firme propósito de fortalecer la integración en América Latina', que sostiene como un evidente escudo regional ante el discurso proteccionista de Estados Unidos.

La Alianza que no sucedió

El 24 de mayo del 2013 la Alianza del Pacífico acogió a Costa Rica y dio el visto bueno para que el país arrancara el proceso de adhesión a esa entidad.

'Costa Rica quiere correr en este proceso, no esperar mucho y comprenderá que a un año de dejar el Gobierno, me encantaría dejar esto listo', dijo entonces la mandataria Laura Chinchilla al diario La Nación .

No sucedió así: las fases de negociación se extendieron por meses y la ministra de Comercio Exterior de ese entonces, Anabel González, empezó a conversar con los candidatos presidenciales para enfatizar la importancia de continuar el proceso. Les envió una carta de cuatro páginas y les propuso una reunión para aclarar consultas.

Para entonces, el candidato Luis Guillermo Solís decía tener dudas y calificaba el proceso de 'acelerado': discurso afín a su negativa discursiva de campaña a aprobar nuevos tratados comerciales en su gobierno.

Las dudas parecieron disipársele meses después, cuando -en febrero de 2014, de cara a la segunda vuelta electoral- afirmó aEl País, de España, que Costa Rica 'debía' participar en la Alianza.

'Debemos participar en ella, porque Costa Rica es parte de un complejo geopolítico de más de 500.000 kilómetros de mar en el Pacífico, que obliga a una articulación con otras naciones del área', adujo entonces.

En el Gobierno, las posturas se siluetearon con cautela. El canciller Manuel González alegó...

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