Ariel se enamora de Tailandia y le gustaría retirarse allí

Ariel Rodríguez llegó hace año y medio a Tailandia, su conocimiento del país que sería su nueva casa no era amplio y muchas dudas rondaban en su cabeza. Pasar mes y medio encerrado en un hotel no ayudó a que se enamorara de Bangkok, pero con el pasar de los días, la historia dio un giro rotundo y el romance floreció.

Ariel no solo tiene un amorío con las redes en el destino asiático (acumula 24 anotaciones en 37 juegos desde que llegó al Bangkok Glass), sino que fue conquistado por la cultura, la comida, la seguridad y el costo de la vida, al punto que a sus 27 años, aseguró que le gustaría retirarse allí en el futuro.

'Vivo muy bien y estoy muy contento. Estoy en un apartamento en una ciudad muy grande, hay de todo y puedo encontrar lo que necesito. Aquí son muy profesionales y por esto uno solo debe preocuparse por jugar fútbol. Algunas veces la gente piensa que aquí se come perro o gato y nada que ver. Aquí hacen una de las comidas más ricas a nivel mundial y aunque es picante, uno se acostumbra', puntualizó.

Eso sí, las cualidades de este lugar no fueron lo único que sedujo al atacante, sino que el estar viviendo cada experiencia con su esposa y sus dos hijas potenciaron ese sentir.

'Los tailandeses trabajan siempre y aunque pueden tener casas humildes, de hambre nadie se va a morir porque hasta los adultos mayores tienen su trabajo. Uno ve estas cosas, se acostumbra y, por eso, estoy muy feliz. Si sale una mejor oportunidad para crecer, muy bien, pero si no, me gustaría terminar acá , aunque es difícil porque hay mucha presión de los dueños y se puede tener contrato hasta el 2050, que si no se cumple le rescinden', manifestó.

El delantero, quien renovó hasta el 2019, reveló que ya habla un poco de tailandés y que sus hijas son las que realmente dominan el idioma, ya que asisten a una escuela internacional, en la que también les dan lecciones de la lengua asiática.

Además, recalcó que se siente muy seguro y mencionó los bajos precios como uno de los aspectos que más le gustan.

'Vivo en el puro centro y como hay mucho tráfico hasta las 11 p. m., prefiero caminar o agarro unos carritos que se llaman tuk-tuk y no me ha pasado nada. Incluso, he dejado mi celular tirado en un centro comercial y, al regresar, está en el mismo lugar. Además, todo es muy barato, si salgo a comer con mi esposa comida local, pagamos el equivalente a ¢2.000 por los dos, y si vamos a un restaurante internacional, gastamos unos ¢10.000. Incluso, lleno el tanque del...

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