Un asesinato para nunca olvidar

Amado Hidalgo

hidalgo.amado36@gmail.com

Recién vi un impactante reportaje sobre el asesinato de Andrés Escobar, el defensor colombiano que pagó con la vida un simple accidente: el autogol que dejó a su Selección fuera del Mundial de 1994.

Aquel equipo fue a Estados Unidos vestido de candidato, después de barrer en la eliminatoria suramericana, con un inolvidable 5 a 0 endosado a Argentina en el Monumental. Maturana y sus hombres eran el Barcelona de aquella época, pero la historia tuvo un final de pesadilla.

Luego de perder contra Rumanía, los cafeteros repitieron derrota frente a Estados Unidos, con el autogol de Escobar, y el triunfo a Suiza fue apenas para las estadísticas. La gran Colombia regresó a casa humillada y temerosa, pues corrían rumores de amenazas a los jugadores.

Maturana recomendó a sus pupilos no exponerse y uno de ellos, El Chonto Herrera, le pidió a Andrés -su mejor amigo- que se olvidaran de salir por un tiempo. 'Andrés era muy tímido, pero cuando se tomaba un par de tragos, se volvía muy sociable'.

El 2 de julio de 1994, sin terminar aún el Mundial, el defensor que siempre uso la casaca '2' fue ultimado a balazos, dentro de su carro, a la salida de una discoteca en Medellín. Tuvo la mala fortuna esa noche de toparse con dos hermanos vinculados a la Banda de Los Pepes. Lo insultaron. Lo llamaron el 'mariquita del penal'. Él se limitó a reclamar...

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