Avalancha en el Everest toca a tico; su guía perdió la vida

La ilusión de ascender la montaña más alta del mundo quedó cancelada de forma trágica para el costarricense Rodrigo Solano, de 27 años, quien perdió al guardián de su escalada , el sherpa nepalí Asha Gurung, en una terrible avalancha el pasado 18 de abril.Antes de que el monte Everest devorara ese día a 16 sherpas , este tico había compartido varias semanas con Asha, apenas un año mayor que él, vivencias que hoy comparte con La Nación .Solano inició la aventura con su amigo Ed Marzec, quien vive por temporadas en Costa Rica y haría el intento de ser el primer estadounidense de 67 años en escalar la imponente y peligrosa cima.Es 26 de marzo en Katmandú, Nepal. Rodrigo llega para unirse al equipo integrado por Marzec, tres portadores de equipaje y tres sherpas , entre ellos Asha.Los sherpas son los aliados más importantes para cualquier alpinista por su aclimatación a las alturas. Ellos preparan la ruta, suben tanques de oxígeno, arman tiendas, cuidan a los turistas y hasta trazan puentes sobre las grietas.Al dejar la capital nepalí, Rodrigo ya llevaba varios collares al cuello, obsequio de los lamas, maestros espirituales que bendecían su viaje por los Himalayas. Se enrumbaban a Namche Bazaar para tomar la popular ruta de ascenso por el sur.Marzec sufrió un problema en un pie y tuvo que reposar por tres días en el pueblo de Periche, tiempo que Rodrigo y Asha aprovecharon para ir a la base del Everest. Desde ahí observaron a lo lejos el paso del Khumbu, en el cual existe un glaciar que forma una especie de 'v' y en cuyo vértice apenas se asoma el pico de la famosa montaña.El tico y su guía dormían en pequeñas tiendas cubiertas por delgadas capas de hielo a -20 grados. Finalmente, se reencontraron con Marzec en Chukhung, donde descansarían antes de escalar el Island Peak, un cerro de 6.189 metros. Sin embargo, Marzec debió regresar por un apuro con sus botas.'A la 1:30 a. m. Asha me levantó y comenzamos a subir con un foco en la cabeza. El camino era muy inclinado, en la parte del hielo nos pusimos los crampones (pieza con picos de metal para el calzado), el arnés y las líneas para subir. A veces, había guindos, huecos y cuevas. Llegamos a la cima a las 6 a. m.'A las 8 a. m. empezamos a bajar y el descenso fue muy duro, Asha me cuidó, me protegió, en algunas bajadas yo iba pegado a él a través de una cuerda, incrustando los picos de las botas en el hielo para ir frenando, durante horas', recordó Rodrigo. Tras una tormenta de nieve, llegaron a Chukhung, donde...

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