Escolares caminaron al aula en medio de tumultos de familiares

Le alborotó el cabello, la abrazó tan fuerte que la levantó del suelo, y luego estampó un par de besos en su frente. No era su padre ni su tío, sino el chofer del microbús que la lleva a la escuela desde que ella puso un pie ahí, hace ya varios años.Ayer comenzó el curso lectivo, y escenas como esta no fueron exclusivas de la Escuela Joaquín García Monge, en Desamparados. Con ánimos parecidos, escolares bien peinados vieron un tumulto de parientes y amigos decir 'adiós' con la mano en varios centros josefinos.El típico caos vial del primer día de clases cedió al protagonismo de extensas filas de familiares ansiosos. Algunos, no conformes con 'dejar a sus niños a la deriva', aguardaron durante horas fuera de los edificios, por si los pequeños 'se arrepentían' o les ganaban los nervios tras el primer timbrazo. Así lo hizo Sergio Torres, vecino del barrio La Cruz, que, fuera de la Buenaventura Corrales, en San José, esperó por una señal de su hija.Entre tanto, frente a esa misma institución, el Consejo de Seguridad Vial (Cosevi) y la Policía de Tránsito dieron pie a una campaña preventiva: repartieron calcomanías para que cada chofer encienda las luces de su vehículo mientras transporta a menores de 12 años.Esa medida, según Edward Briceño, de la Dirección General de Tránsito, promueve el manejo precavido y aumenta la visibilidad en las calles en un 20% durante el día.Los horarios de salida variaron según centro educativo y grado. Para los niños de la escuela Porfirio Brenes, en Moravia, el cierre de las 10:45 a. m. incluyó una payasa, asistente de un microbús de estudiantes, que llegó a sorprenderlos.'Este es un...

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