'En una cárcel pasan cosas que uno nunca quisiera vivir'

Mario es un muchacho de 20 años oriundo de Talamanca de Limón y es precisamente la lejanía y los pocos recursos económicos lo que ha influido en que su mamá tan solo haya podido visitarlo cuatro veces, en cuatro años.

La estancia de este joven limonense en el Centro de Formación Juvenil Zurquí ha sido dura, pero cada vez que ve a su madre toma un nuevo impulso para salir adelante en busca de un mejor futuro.

Hace tres meses fue la última vez que Mario -quien pidió no divulgar su nombre real-, estuvo cara a cara con su progenitora, quien debe salir un día antes de la visita desde Talamanca, dormir en Limón centro y luego, de ahí trasladarse a San Luis de Santo Domingo de Heredia, donde se ubica el centro de detención en el que se halla su hijo.

'Son pocas veces las que he visto a mi madre; a ella le queda lejos y a veces la parte económica también afecta. Hace tres meses no la veo, pero cuando ella viene me da fuerza porque estar encerrado y separado de la familia no es fácil, verla me hace sentir emocionado y contento', manifestó el joven en entrevista con La Nación.

A pesar de alegrarse en cada visita de su mamá, reconoce que en ocasiones prefiere contarle poco o nada sobre lo malo y difícil que puede ser el Centro, para que ella no se preocupe.

'En una cárcel pasan cosas feas, horribles, que uno nunca quisiera vivir ni saber; por eso, trato de cambiar mi actitud, de pensar en cosas positivas y el trato con mi madre siempre me ayuda. Le digo que, por lo material no se preocupe...

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