La Carpio y botadero coexisten entre obras, promesas y olores

Con 13 años de compartir vecindario, los pobladores de La Carpio de La Uruca, San José, pintan con palabras lo bueno, lo malo y lo feo de un botadero que llegó a la comunidad sin tocar la puerta e impuesto por el gobierno de Miguel Ángel Rodríguez Echeverría.En esa relación entre vecinos y la empresa EBI, que administra el botadero desde el 2000, hay ventajas que se traducen en obras comunales, como pavimento de calles, construcción de aceras, alcantarillas y el salón comunal.Esos logros son fruto de un fideicomiso que se aprobó desde el 2004, en el que EBI acordó pagar ¢110 al Consejo Comunal de Desarrollo de La Carpio (Codeca) por tonelada métrica de basura recibida.Mediante ese acuerdo, la comunidad recibe alrededor de ¢3,5 millones por mes.'La plata la hemos puesto a trabajar en proyectos que son de beneficio para la comunidad, y la empresa EBI lo verificó mediante una auditoría', explicó el presidente de Codeca, Claudio Quesada.A pesar de las buenas obras, en el 2011 se aprobó un convenio de aumento por tonelada métrica de basura de ¢110 a ¢130, pero los ¢20 de más siguen sin llegar a La Carpio, acumulando un retroactivo aproximado de ¢10 millones.'Ese convenio no se ha cumplido porque esperamos a que ellos (Codeca) nos confirmen por escrito el aumento del 2012; una vez que ellos nos den esa carta, les depositaremos el retroactivo ('). Además, eso es una contribución voluntaria hacia la comunidad; la ley no nos obliga a pagarles eso', expresó Guillermo López, vocero de EBI.Lo feo. Caminar por las calles de La Carpio al mediodía, confirma una mezcla de olor a pinchos de carne y el hedor a basura.En la...

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