Limón dejó ir en casa de Uruguay un juego que era solo suyo

San Isidro de Coronado. Decir que un equipo mereció ganar es caer en un cliché futbolístico, pero hay que ser claros y decir que el 1-1 entre Limón y Uruguay no resulta justo.El resultado cuenta lo carente que fue el juego de emociones, así como a la vez, tergiversa las intenciones de uno y otro equipo.Sin esperar señal alguna del local, los visitantes salieron como una fiera a faltarle el respeto a un rival endeble, pálido y carente.Por su parte, los de casa, confiados en su parcela artificial y en los indomables vientos coronadeños, salieron demasiado tranquilos a un juego que les terminó saliendo más barato de la cuenta.Lo de Limón es realmente para resaltar, pues no es que sea una máquina de hacer fútbol, pero en ese equipo no hace falta quien meta pierna, ni mucho menos pulmón.Una vez iniciados los 90 minutos, ese equipo olvida todo problema para sudar la piel verdiblanca que tanto aman, eso es de alabar.La presión que ejerció ese conjunto de luchadores caribeños se vio recompensada en la primera mitad, pero no en la segunda.El minuto 39 fue testigo del golazo de Myron George. El potente delantero tomó un balón a unos 40 metros del área para no soltarlo.Con la fuerza de un toro George corrió y arrastró rivales como en estampida y al frete de Ricardo González definió con categoría.La bofetada golpeó duro a los aurinegros. pero esta no fue letal.Sin muchos avisos de peligro, Uruguay demostró una vez más, o que son demasiado certeros, o que la suerte está de su lado pues en una de las escasas opciones claras que generaron cayó la igualada.Claro, sin desmeritar el tanto lechero pues...

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