China quiere influir tanto en el arte como en la economía

Pekín. El mes pasado, la crema de la dirigencia del Partido Comunista se reunió aquí para proclamar un esfuerzo nacional enfocado a convertir a China en un creador de tendencias culturales, cuya influencia creativa por el mundo iguale su manto económico.'Una nación no puede estar entre grandes potencias sin la afluencia espiritual de su pueblo y la expresión plena de la creatividad de la nación', decía el Diario Popular en su primera plana.El interrogante radica en cómo se ajusta ese objetivo con lo que acaba de ocurrirle a Yue Liping. Yue, artista profesional durante más de diez años, estaba preparando sus obras para una exposición en el distrito Shunyi del norte de Pekín el mes pasado, cuando funcionarios gubernamentales y agentes de Policía cancelaron abruptamente la presentación.Al día siguiente, contó, agentes de la Oficina de Seguridad Pública de la localidad lo interrogaron sobre una obra, una colección de granos de pimienta dispuestos para formar números.Oficiales de seguridad ya habían fotografiado la pieza, la habían estudiado a lo largo de toda una noche y habían consultado a expertos en criptografía para adivinar su mensaje. Como descubrieron con el tiempo, los números estaban en un lenguaje informático, Unicode, formando cinco frases que censores chinos han prohibido de los resultados de motores de búsqueda de Internet.'Es muy irónico: por una parte, ellos quieren...

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