Cocina y literatura

Cuando las mujeres nos liberamos de nuestros encierros, uno de nuestros primeros rechazos suele ser la cocina. He conocido amas de casa e intelectuales que simplemente se niegan a cocinar. En sus casas cocinan los varones, las empleadas domésticas si hay dinero para pagarlas, o se come muy mal. Lo ideal es que los varones se integren a la preparación cotidiana de los alimentos, trabajo relegado a las mujeres y a la servidumbre por milenios.Y para lograrlo es importante que se familiaricen con la cocina desde pequeños. Porque cocinar puede ser un gran placer sensual. La autonomía e independencia que adquiere quien disfruta preparando una buena comida es maravillosa. A eso en parte se debió el éxito de la novela de Laura EsquivelComo agua para chocolate, y el de otros libros en esa línea comoAfrodita,de Isabel Allende. No podemos dejar de alimentarnos, pero recurrir a la comida rápida nos enferma. Entonces, lo que hay que cambiar es nuestro modo de abordar la preparación de los alimentos. Y todo cambio es un reto y una aventura.El 5 de diciembre pasado el diarioLa Nacióndio cuenta de un estudio hecho en EE. UU...

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