Columna Clase Ejecutiva: Cuando la vejez compensa

Hace tiempo, cuando la gente duraba menos, llegar a viejo era todo un mérito. La vejez, por sí sola, no equivalía a pérdida o desgracia. Te otorgaba prestigio: fuiste un diestro piloto de tu vida si llegaste hasta allí. Entonces, en lugar de negarnos a darle la bienvenida, ¿por qué no prepararla como se prepara un viaje?

Lo primero, un poco de egoísmo. Consolidar nuestra futura estabilidad económica significa en realidad liberar a largo plazo a nuestros familiares de nuestra dependencia.

Cultivar (mucho se ha dicho) las pasiones, los buenos hábitos, la salud; las amistades (se ha dicho menos) con personas más jóvenes. Desafía nuestros puntos de vista y nos permite contar con vínculos cuando la gente de nuestra generación nos vaya dejando.

Producir en la medida de nuestras capacidades, económica e intelectualmente. Con nuestras condiciones actuales seremos bastante más útiles de lo que pudieron ser nuestros abuelos. Si vamos a ser tantos y durar mucho, tenemos que aportar.

La vejez, bien mirada, con- lleva una serie de ventajas, si se construyen a tiempo. No se está obligado a ser 'bonito'; si alguien te quiere es por ser quien sos...

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