La complicada tarea fiscal del 2018

RonulfoJiménez

Este año el déficit del Gobierno Central será del 7,1% del Producto Interno Bruto (PIB), según estimaciones del Banco Central de Costa Rica.

En el 2017 fue del 6,2 % y su tendencia ha sido creciente desde el 2010.

Los ciudadanos no notamos los efectos del déficit mientras se contó con recursos externos para financiarlo.

Sin embargo, desde el año pasado el financiamiento del déficit en el mercado local ha presionado las tasas de interés al alza, estrujado el crédito al sector privado (empresas y hogares), contribuido a la desaceleración de la economía y a la reducción de la inversión privada.

En los últimos meses las empresas calificadoras de riesgo han señalado con claridad el deterioro de las finanzas públicas costarricenses y han advertido del incremento del riesgo de la deuda soberana costarricense.

Las dificultades de la Tesorería Nacional para financiar el déficit fiscal han sido públicas y notorias.

Hace varias semanas el Gobierno anunció la colocación de $1.500 millones en el exterior ¡bajo la figura de deuda interna! Sin embargo, esta colocación no se ha materializado y una nube de misterio envuelve dicha operación.

Necesaria, pero...

Existe un marcado conceso entre los economistas sobre la necesidad de reducir el déficit fiscal para proteger la estabilidad, el crecimiento y la equidad en el país. Pero solo el 2 % de los ciudadanos considera que el tema fiscal es el principal problema del país.

La discusión de este tema ha estado presente con mayor o menor desarrollo en los programas de los diferentes partidos políticos.

Sin embargo, ha existido una marcada tendencia de los partidos políticos para soslayar las soluciones fiscales dado su costo político.

No es una reforma cosmética. El Gobierno que asuma en mayo tendrá en sus manos una papa caliente y no mucho tiempo para sostenerla.

Los mercados internacionales donde Costa Rica ha colocado deuda y los inversionistas locales tendrán la vista puesta en las decisiones de cómo el Gobierno reducirá el déficit de más del 7 % del PIB a un nivel razonable, digamos un 3 %, por ejemplo.

El país nunca ha hecho una reforma fiscal de la magnitud requerida actualmente.

La reforma deberá tener varios elementos. Iniciemos por lo más fácil, por aquellas dos cosas que los candidatos presidenciales dicen para salir del paso y no comprometerse.

Primero, mejorar la recaudación de los impuestos ya existentes. Hay que hacerlo, sin duda alguna. Pero no nos engañemos, los resultados de este...

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