Control e incentivos

Cuando Truman iba a entregar la Presidencia de Estados Unidos a Eisenhower, general victorioso de la Segunda Guerra Mundial, comentaba: Pobre Ike. En el ejército, daba una orden y esa orden se cumplía. Desde la Presidencia, dará órdenes y nada ocurrirá. Atención nuevo presidente .

Todos sabemos que no basta con dar órdenes robustas, claras. Es necesario que en el sistema existan mecanismos para hacerlas cumplir. En el Ejército, ¿por qué se cumplen las órdenes? Si no se cumplen, el subordinado arriesga un arresto o una corte marcial. Y si las cumple adecuadamente, acumula puntos para un ascenso. A esto se le denomina el sistema de incentivos, estímulos automáticos que hacen que los ejecutores se pongan las pilas.

Estamos hablando de la función de control, la cual se ocupa de que se cumpla lo deseable. Esa es una función olvidada. Todo el mundo sabe lo que es planificar y ejecutar, pero muy pocas veces se piensa en controlar. Controlar no es mirar por encima del hombro del colaborador para asegurarse de que ejecute. Es señalar metas y tiempos. Si en un año se quiere lograr algo, debe explicitarse qué se debe haber logrado en el primer mes. Y si no se ha logrado, algo tiene que pasarle a alguien.

En la Administración...

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