Cr7: el músculo de la determinación

Un futbolista que únicamente sea un virtuoso de la técnica, dueño de mil destrezas físicas, pero que careciese de fibra moral, podrá tener éxito en un circo, pero jamás ganará un campeonato del mundo. He visto jugar a futbolistas mejor dotados por natura que CR7, más flexibles, más gambeteadores, con una relación más íntima con el balón. Pero jamás he visto a un atleta con su fuerza de voluntad, su determinación, su carácter. CR7 no solo tiene músculos en el tórax y las piernas: los lleva en el alma. La fuerza de voluntad es justamente eso: el gran músculo del espíritu. Un músculo que se tonifica, o bien languidece en la atrofia.

El mundo del fútbol está lleno de malabaristas y gladiadores que no tienen músculo en el alma: sus voluntades son flácidas y agostadas. No así CR7.

Estuve largo rato observando y volviendo a observar la expresión de su rostro antes de cobrar el tiro libre con que a tres minutos del final establecía la paridad contra España. Momento dramático, momento de alta tensión, momento para los que no se quiebran, para los verdaderos guerreros. Desde que vi esa expresión severa, concentrada como un rayo láser, esas vigorosas exhalaciones con las que parecía expulsar de su ser todo lo que conspirara contra la jugada, los demonios del autosabotaje, la energía negativa...

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