Daniel Ortega maneja a su antojo el conflicto con Costa Rica

Managua. Cuando de Costa Rica se trata, los políticos nicaragüenses cierran filas alrededor del presidente Daniel Ortega. Los conflictos con el gobierno de Laura Chinchilla constituyen un bono de unidad para 'el comandante'.Mientras su partido lo apoya a ojos cerrados, sus opositores lo acuerpan o lo justifican en temas como el reclamo por Guanacaste, con el argumento de que Ortega es 'flojo de la boca'.A Chinchilla, en tanto, la consideran una mandataria de no muy buenas relaciones con Nicaragua, que sobredimensiona lo que el mandatario sandinista suele decir y algunos hasta creen que saca provecho de ello.Y en las calles de Nicaragua, si bien muchos aprueban las posiciones de Ortega con un 'lo que el comandante diga' (no es de extrañar para un presidente con más de 66% de aprobación popular, según Myamp;amp;R Consultores), muchos también creen que estos roces son 'publicidad' entre gobernantes que perjudican a ambas poblaciones.Es muy común que los nicaragüenses tengan alguna conexión con Costa Rica, sea por trabajo o por familiares que emigraron.'Realmente es como publicidad para desviar la atención de los pueblos, pero son hermanos siameses. Hay muchos (nicas) allá que laboran. Es propio del gobernante, pero esas asperezas no van a llegar a nada. Los pueblos no siguen el juego', sostiene Mario Guerrero, de 54 años, quien vende bolsas de agua a un córdoba cada una (¢20) en una intersección cercana al Mercado Oriental.Y eso que él es simpatizante del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Lo dice el eslogan de su camisa con la foto de Ortega: 'Arriba los pobres del mundo'. ¿Dónde la consiguió? 'A mí me la regalan', responde.Aunque no tenga relación con el conflicto limítrofe, quizá lo que más efecto ha tenido aquí en la población es el cierre del consulado de Costa Rica en Managua, provocado porque los vecinos de un residencial se oponen a que la sede se traslade allí, a partir de agosto.Es un tema sensible, pues más de 160.000 nicas gestionan cada año su visa en ese consulado para viajar a nuestro territorio. Antes de ello, ni las relaciones migratorias ni las comerciales se habían visto afectadas por el conflicto.'Deben de trabajar unidos', dice una sandinista declarada en un barrio leal al FSLN, al norte de Managua . 'Mi marido necesita ir a sellar (la visa). Él trabaja de trailero. Si sale un viaje para allá, no puede porque no hay sellos', explica.Los gobiernos de Ortega y Chinchilla protagonizaron en los últimos dos meses una escalada...

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