Nada me deben los de Rusia 2018

hidalgo.amado36@gmail.com

Este miércoles se cierra la historia de los héroes de Brasil 2014. Ahora, a los ojos de muchos ciegos fanáticos, envenenados, son un montón de vagabundos, aburguesados, indisciplinados y flojos futbolistas. Óscar Ramírez resulta ser una especie de antihéroe, el destructor de aquella gloriosa epopeya que acabó con cuanto gigante se atravesó. Un cobarde que no quiso arriesgar en ataque y prefirió morir con las naves incendiadas.

Ni uno ni otro. Los jugadores cumplieron con su ciclo normal en un país que en dos momentos históricos, 1990 y 2014, conjugó una gran generación de futbolistas, en su mejor momento, con un esquema táctico que los hizo brillar en forma insospechada.

Ni aquellos de Italia 90 ni estos de Brasil 2014 lograron alargar la vivencia mundialista con éxitos similares. ¿Porque no quisieron?¿Por vagabundos?¿ Por indisciplinados? No. Sencillamente porque su gesta no correspondía a la realidad de un fútbol muy distante de la élite del mundo. Para convertirlo en una constante, hacen falta muchas cosas, como una gestión adecuada en ligas menores.

Muchos quieren vender la idea de que con un fútbol más ofensivo habríamos hecho un mejor mundial. Le echan la culpa a Ramírez. Aunque el D. T. desechó a un par de futbolistas que tal vez aportaban algo más en ataque, ninguno tiene el estatus ni la calidad para siquiera suponer que el desenlace pudo ser mejor. Nos comparan con Uruguay, que tiene...

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