Deje a su niño jugar y jugar... así aprende el arte de negociar

Noelia sabe que debe inspeccionar bien a sus pacientes antes de recetarles cualquier medicina, por eso es cuidadosa al revisar primero los ojos y luego el corazón.A los seis años, Noelia no tiene idea de que deberá pasar estudiando un largo tiempo y que trasnochará muchas noches antes de ser doctora. Ni siquiera tiene necesidad de saberlo porque, en su juego, ella ya lo es.Igual que ella, sus compañeritos y compañeritas del Jardín de Niños Juan Rafael Mora Porras, cerca del paseo Colón, San José, cuentan a gritos que les gusta jugar pulpería, fútbol, casita, luchas y con muñecos de acción.En esos momentos de risas, en que los niños dejan volar la imaginación a través del juego, ellos están ejerciendo uno de sus derechos más importantes e indispensable para desarrollar sus habilidades sociales y emocionales.'El juego es irremplazable', afirma Marcela González, especialista temática en niñez de la Fundación Paniamor'.El sistema educativo formal y los padres lo asumen como una extra, que si juegan bien, pero que si no sucede está bien también, pero es necesario para su desarrollo', sostiene.González resalta la importancia que tiene el juego libre, aquel en donde el niño es protagonista, tiene libertad inventiva y mantiene el control de lo que sucede. Esto sucede, por ejemplo, cuando simula ser un astronauta, juega casita o se inventa historias con muñecos o con los recursos a mano.'En estos juegos el pequeño ensaya roles sociales y, al ensayarlos, aprende cómo debería comportarse en sociedad, cómo negociar con las otras personas. Ensaya valores y potencia su creatividad', explica...

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