DETECCIÓN OPORTUNA Y ATENCIÓN INTEGRAL DE PROBLEMAS AUDITIVOS EN LA PERSONA ADULTA MAYOR

Fecha de publicación07 Enero 2022
Número de registroIN2021612750
EmisorPoder Legislativo

DETECCIÓN OPORTUNA Y ATENCIÓN INTEGRAL

DE PROBLEMAS AUDITIVOS EN LA

PERSONA ADULTA MAYOR

Expediente N.° 22.845

ASAMBLEA LEGISLATIVA:

La población costarricense actualmente es de más de cinco millones de habitantes, de estos el 8,9% de la población es adulta mayor; por lo que es claro que esta población va en aumento con el paso de los años. El proceso de envejecimiento en la población está ocurriendo de manera acelerada en muchos países y Costa Rica no escapa a esta situación.

Lo anterior es producto de la convergencia de dos grandes transformaciones en las últimas décadas; primero, el aumento en la esperanza de vida, un ejemplo es que Costa Rica pertenece a las zonas azules del mundo y, segundo, la disminución de la fecundidad que hace que existan menos personas en edades más jóvenes.

Es de suma importancia que el país se encuentre preparado para afrontar los retos que trae consigo el envejecimiento poblacional; también es necesario que la población disponga de mayor información sobre este proceso y sobre las características de la población adulta mayor.

Uno de los principales retos que tiene el país con la población adulta mayor es en temas de salud, ya que por sus características los adultos mayores necesitan una mejor atención sanitaria. Las enfermedades de audición forman parte de las enfermedades que más padecen las personas de este grupo etario.

Estadística

La población adulta mayor en Costa Rica está creciendo; se alerta en distintos medios de comunicación que para el 2050 la población adulta mayor alcanzaría el 25 % respecto al total. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos de 2018, Costa Rica cuenta con un aproximado de 5 003 402, del cual, alrededor de 453 078 son adultos mayores. En el II Informe estado de la situación de la persona adulta mayor en Costa Rica (2020), indica que, aaproximadamente 8 de cada 100 habitantes tiene 65 año o más. En 2050, se espera que 21 de cada 100 habitantes tenga esa edad.

La causa más frecuente de hipoacusia (pérdida auditiva) en la persona mayor de 65 años es la presbiacusia, que es la pérdida auditiva asociada a la edad, generalmente bilateral (en ambos oídos) y simétrica, en un 90% neurosensorial y altera la discriminación de la palabra en el paciente.

La presbiacusia es un fenómeno común cuya causa es compleja, aunque se sabe que se trata de una condición degenerativa que produce pérdida de audición irreversible. Esta condición está asociada a alteraciones cognitivas y emocionales en el adulto mayor que afectan su vida.

La prevención de la presbiacusia, propiamente como tal, no es posible, pero se pueden reducir los efectos funcionales de la pérdida auditiva mediante ayudas técnicas y así mejorar la calidad de vida del paciente.

Aunque en Costa Rica no contemos con estudios formales de sordera, los índices de salud son comparables con los de países desarrollados. Si tomamos en consideración la estadística del National Institute on Deafness and Other Communication Disorders, National Institutes of Health (USA), alrededor del 2% de los adultos entre 45 a 54 años tienen pérdida de audición.

La tasa aumenta a 8,5% en los adultos entre 55 y 64 años. Casi el 25% de los adultos entre los 65 a 74 años y un 50% de quienes tienen 75 años o más, padecen de problemas auditivos. (Esto es un estudio internacional).

Según el Informe Estado de Situación de la Persona Adulta Mayor en Costa Rica (2020), respecto a enfermedades diagnosticadas por un profesional de la salud, en personas mayores a 65 años, un 12% de los hombres respecto a un 10% en mujeres, presentan trastornos auditivos.

Pérdida auditiva en el adulto mayor

La Asociación Americana de la Sordera señala que la pérdida auditiva es un problema muy importante de salud pública y que es la tercera condición física crónica más común después de la artritis y las enfermedades del corazón, tal como se expresa en la imagen que se observa a continuación:

Para ver la imagen solo en La Gaceta con formato PDF

La pérdida auditiva es una condición invisible; no podemos ver la pérdida de la audición, solo sus efectos. Debido a que la presencia de una pérdida auditiva no es visible, estos efectos pueden atribuirse a distanciamiento, confusión o cambios de personalidad. En adultos, las causas más comunes de pérdida auditiva son el ruido y el envejecimiento. Existe una fuerte relación entre la edad y la pérdida auditiva reportada.

En la pérdida auditiva relacionada con la edad, los cambios en el oído interno que ocurren a medida que se envejece causan una pérdida auditiva lenta, pero constante. La pérdida puede ser desde leve hasta severa (en el caso de la presbiacusia) y siempre es permanente.

En las personas mayores una pérdida de audición a menudo se confunde con condiciones como la demencia. También, la hipoacusia en adultos mayores se asocia significativamente a dificultades en la comunicación, disminución de la actividad social, alteraciones emocionales (presentan un mayor riesgo de depresión), menor capacidad de autocuidado, deterioro cognitivo y alteraciones de memoria. Además, hay una relación entre la pérdida auditiva y la demencia.

El Better Hearing Institute (BHI) ha anunciado que los investigadores vinculan la pérdida auditiva no tratada con la memoria dañada y la función cognitiva disminuida y destacan la importancia de la salud auditiva para la salud cognitiva en general.

Según Arthur Wingfield, PhD, profesor de neurociencias de la Universidad de Brandeis (EUA), quien ha estado estudiando el envejecimiento cognitivo y la relación entre la memoria y la agudeza auditiva durante muchos años, la pérdida de audición no tratada se asocia con una escucha más forzada y puede aumentar el estrés y empeorar el rendimiento de la memoria.

La investigación del señor Wingfield muestra que incluso cuando las personas con pérdida de audición no tratada perciben las palabras que se hablan, su capacidad de recordar la información sufre, probablemente debido a la focalización de sus recursos cognitivos.

Esto es especialmente cierto para la comprensión del lenguaje que forma parte de la vida cotidiana, e incluso si el paciente tiene una pérdida auditiva leve que no está siendo tratada la carga cognitiva aumenta significativamente, ya que el paciente tiene que esforzarse tanto para percibir y comprender lo que se le dice que desvía recursos para guardar en su memoria lo que ha escuchado. Existen consecuencias neurales de pérdida de audición sin tratamiento relacionadas con la edad.

En los últimos años varios estudios muestran un vínculo entre la pérdida de audición y la demencia. Específicamente un par de estudios de Johns Hopkins descubrieron que la pérdida de audición está asociada con un deterioro cognitivo acelerado en adultos mayores y que las personas mayores con pérdida de audición son significativamente más propensas a desarrollar demencia con el tiempo que aquellos que mantienen su audición.

Las personas con pérdida auditiva en Costa Rica, de acuerdo con datos del INEC se estima en 70 000 costarricenses, las causas varían según la edad, en el caso de niños se asocia a infección o inflamación del oído, asociadas al embarazo o parto, e incluso de origen familiar. Y en el caso de los adultos mayores es el deterioro del órgano auditivo por la edad, el uso del tratamiento o medicamentos que pueden afectar la audición, trastornos metabólicos, entre otros.

Los pacientes con pérdida auditiva a nivel leve son dos veces más propensos a desarrollar demencia. Los pacientes con pérdida auditiva a nivel moderado son tres veces más propensos a desarrollarla y los pacientes con pérdida auditiva a nivel severo son cinco veces más propensos a desarrollar demencia.

Un estudio de Johns Hopkins Medicine reveló un vínculo entre la pérdida auditiva y la pérdida acelerada del tejido cerebral. Los investigadores encontraron que, para los adultos mayores con pérdida de audición, la pérdida de tejido cerebral ocurre más rápido que para las personas con audición normal.

Algunos expertos creen que las intervenciones, como adaptación profesional de audífonos, el entrenamiento auditivo rehabilitador y las adaptaciones al ambiente podrían retrasar o prevenir la demencia.

La investigación en estas áreas está en curso. Una serie de estudios indican que mantener fuertes conexiones sociales y mantenerse mentalmente activo a medida que envejecemos podría reducir el riesgo de deterioro cognitivo y la enfermedad de Alzheimer, según el sitio web de la Alzheimer’s Association.

Curiosamente, la investigación de BHI muestra que las personas con dificultades auditivas que usan audífonos tienen más probabilidades de tener una sólida red de apoyo de familiares y amigos, se sienten comprometidos con la vida y se reúnen con amigos para socializar, incluso indican que usar audífonos tiene un efecto positivo en sus relaciones.

Es frecuente también que en este grupo coexistan otros déficits sensoriales. En EE.UU. el 12% de los mayores de 70 años presentan hipoacusia junto con alteraciones visuales, lo que produce aún más dificultades en la comunicación. Todo esto aumenta el riesgo de accidentes ante situaciones cotidianas, comprometiendo la seguridad física y la independencia estas personas.

Poca sensibilización ante la patología

Dado lo complejo del tema y sus múltiples características se deben definir claramente cuáles son los aspectos en que se debe avanzar respecto de la hipoacusia del adulto mayor, con un enfoque de aplicación de políticas de salud pública para el enfrentamiento, como país, de esta patología.

La poca ejecución de políticas públicas, como lo descrito en la Ley N.° 7935, la poca formación del personal en salud respecto de la pérdida auditiva en el adulto mayor y la casi invisibilización del padecimiento, comparado con otras patologías, hace importante el planteamiento de este proyecto de ley.

Por ejemplo, en Australia del 35,3% de adultos mayores que reconocieron tener una pérdida auditiva y que consultaron al médico general, solo el 6,4% señaló q...

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