Director: Llegué en febrero y no había ni un alumno

Santiago Brenes Vargas llegó el 8 de febrero de este año a la escuela unidocente El Roblar, en Parrita, Puntarenas, para dar inicio al curso lectivo.

Se sentó en su escritorio dispuesto a comenzar la clase, pero el tiempo pasaba y ningún estudiante aparecía.

Brenes esperaba, al menos, que el único alumno que ese centro educativo tenía desde 2015, llegara a clases. En el 2017, el niño cursaría tercero.

Pasado un rato, finalmente le contaron que su alumno y la familia habían migrado.

Con la partida, la escuela quedó con una matricula de cero estudiantes.

Aquella aula vacía de la Escuela El Roblar, ubicada a unos 25 kilómetros al sureste del centro de Parrita, camino al proyecto Hidroeléctrico Pirrís, difería mucho de la cantidad de alumnos que tenía este centro de enseñanza cuando se inauguró, en 1969.

En aquel entonces, el número de estudiantes inscritos llegaba a 45 hubo necesidad de tener dos maestros.

'Llegué a trabajar en esa escuela por 12 años. En 2006 llegamos a tener hasta 13 alumnos, pero en el 2016 éramos solo ese estudiante, la del servicio de comedor y yo. Ya en 2017 solo quedamos ella y yo', narró con nostalgia.

Según Brenes, era inevitable no comunicar a los sus superiores de la Dirección Regional de Aguirre, a la cual pertenecía aquel centro educativo, que no...

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