Dos escuelas unidocentes se quedaron con el aula cerrada

Pocosol (San Carlos). La emoción por los útiles nuevos y el comienzo de clases no llegó ayer a las escuelas unidocentes de Rancho Quemado y Paraíso de Pocosol, distrito de San Carlos.

A estos centros educativos los separan 2,5 kilómetros, pero los unen muchos problemas.

La Escuela de Rancho Quemado, con siete alumnos, tiene maestra con plaza en propiedad, pero no llegó a trabajar porque tiene problemas de salud.

En Paraíso, en cambio, no hicieron nombramiento este año. Ese centro terminó el curso pasado con apenas cuatro estudiantes.

Además, las plantas físicas de ambas escuelas están muy deterioradas.

En Rancho Quemado no hay agua potable y los alumnos tienen que llevar el líquido desde su casa para atender las necesidades básicas. Tampoco hay servicios sanitarios .

Las condiciones de los pupitres y el comedor son calamitosas. En la única aula, el material didáctico y los libros se dañan a falta de mobiliario.

Todos los aposentos de la escuela están llenos de heces y orina de ratas, transmisoras de leptospirosis, una enfermedad infecciosa que puede resultar mortal.

Los vecinos reconocen que si se aplicaran las leyes sanitarias, la escuelita debió haberse cerrado desde hace cuatro años.

En Paraíso, lo que los vecinos hallaron en la escuela fueron muchas boñigas.

Los padres de familia en estas comunidades reclaman por el abandono y tratan de buscar soluciones para los niños.

Respuestas. A falta de seguridad con respecto a que la escuela abrirá, Álvaro Rojas, vecino de Paraíso, decidió mandar a su hijo Brian, de 10 años, al...

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