Economía del miedo debilita el empleo

Más de un millón de estadounidenses desempleados recibirán el más cruel de los 'regalos' navideños. Están a punto de que se les retiren sus beneficios para desempleados.Verán, los republicanos en el Congreso insisten en que si uno no ha encontrado un empleo después de meses de búsqueda, tiene que ser debido a que no se ha esforzado lo suficiente. Entonces se necesita un incentivo extra, en la forma de pura desesperación.Como resultado, el aprieto de los desempleados, que ya es espantoso, está a punto de empeorar. Obviamente, quienes tienen empleo están mucho mejor, pero la continuada debilidad del mercado laboral también les cobra un precio a ellos. Entonces, hablemos un poquito del aprieto de los que sí tienen empleo.A alguna gente le gustaría hacerle creer a uno que las relaciones laborales son iguales que cualquier otra transacción mercantil: los trabajadores tienen algo que vender, los patronos quieren comprar lo que ofrecen y, sencillamente, se ponen de acuerdo. Pero cualquier persona que alguna vez haya sido empleado en el mundo real -o que haya visto una caricatura de 'Dilbert'?sabe que no es así.El hecho es que el empleo por lo general conlleva una relación de poder: uno tiene un jefe que le dice qué hacer, y si uno se rehúsa puede ser despedido. Esto no tiene que ser algo malo. Si los patronos valoran a sus trabajadores, no van a hacer exigencias irracionales. Pero no se trata de una sencilla transacción. Hay una canción clásica de la música country titulada 'Take This Job and Shove It' ['Coge este empleo y te lo metes?']. No hay ni habrá una canción titulada 'Take This Consumer Durable and Shove It' ['Toma este bien de consumo duradero y métetelo?'].Por lo tanto el empleo es una relación de poder y el alto desempleo ha debilitado en grado sumo la posición ya de por sí débil de los trabajadores en esa relación.Podemos cuantificar esa debilidad si miramos la tasa de renuncia: el porcentaje de trabajadores que voluntariamente dejan sus empleos (como opuesto a ser despedidos) cada mes. Obviamente, hay muchas razones por las que una persona puede renunciar al empleo. Renunciar, sin embargo, es un riesgo. Salvo que un trabajador ya tenga otro empleo esperándolo, no sabe cuánto tiempo le tomará encontrar un nuevo trabajo y cómo se comparará con el que dejó.Y el riesgo de renunciar es mucho más grande cuando el desempleo es alto y hay más personas que buscan empleo que ofertas de empleo. Como resultado, uno esperaría que esas tasas de renuncias aumenten...

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