Editorial Los retos de la Corte

La muerte de Luis Paulino Mora nos entristece y nos desafía no solo por su vigoroso liderazgo y por su irradiación moral e intelectual como presidente de la Corte Suprema de Justicia, y por su acendrado ejercicio de la judicatura, sino por su magisterio en la función pública y académica y por su vida ejemplar y familiar.La desorientación, que siempre trae consigo la pérdida de un ciudadano singular en una posición señera, nos impulsa a proseguir su obra y aún a superarla, y este desafío de la vida y de la historia del país nos estimula a buscar siempre lo mejor, pues no es sino con el acopio y práctica de los valores y de las virtudes, encarnados en los dirigentes de la Patria y de aquí en los demás ciudadanos, como lograremos vencer los retos que hoy tenemos que enfrentar.Nos corresponde a nosotros y, en particular, a las personas consagradas al Derecho y a la administración de justicia proseguir su obra. El cumplió con su deber en el orden de la administración de la justicia y el Poder Judicial comenzó a recuperar el tiempo perdido. Lo proclama la aplicación exitosa de los procesos orales en unión con sus compañeros de trabajo y diversos expertos, así como su esfuerzo en lograr la modernidad en materia tecnológica en el Poder Judicial y en la distribución del trabajo.Esta tarea requiere, sin embargo, un empeño particular en el combate de la mala formación académica de muchos abogados y funcionarios judiciales y, en general, en el descenso sufrido por el país en lo tocante a la majestad del Derecho en la vida nacional. Tanto el Poder Judicial como el resto del Estado y la clase política han contraído una obligación singular en la restauración de la enseñanza del Derecho y en el respeto a la institucionalidad.En esta...

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