Al elaborar horarios escolares piense en balance y en juegos

A partir del 10 de febrero, Gabriela Vieto, vecina de Curridabat, se convierte en chofer a tiempo completo de sus hijos de 4, 9, 14 y 16 años.Además de las obligaciones propias de su trabajo y las carreras cotidianas por llevarlos y traerlos de los centros educativos, sabe que en las tardes, de lunes a sábado, tiene que hacer malabares para que todos puedan asistir a los diferentes cursos en los que ellos se han matriculado.El más pequeñito está en natación, la de 9 años va a jazz y ballet, la de 14 recibe Hip hop, y el de 16, tenis. Los mayores llevan clases de inglés una vez por semana, cada 15 días asisten a grupos de espiritualidad y a diario tienen que organizarse para hacer tareas o estudiar para exámenes.'Solo los viernes no hacemos nada porque ese día lo aprovechan para salir con los amigos. Los sábados, tienen ensayo de la banda y los domingos, siempre es familiar y vamos a misa', resume esta madre, cuya rutina, durante el curso lectivo, comienza a las 4:45 a. m. y concluye casi a medianoche.Vieto dice que termina 'agotada pero satisfecha'.La psicóloga clínica, Dyalá Castro Cabezas, sostiene que a la hora de establecer horarios para niños y adolescentes durante el curso lectivo, lo más importante es buscar el balance.En ese sentido, opina que los papás deben procurar que sus hijos, además de cumplir con la jornada escolar, tengan espacios para descansar, alimentarse y hacer ejercicios (mínimo una hora al día). Además, sugiere que haya momentos para jugar, utilizar aparatos electrónicos (un máximo de dos horas), socializar, compartir en familia...

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