Entrevista con Iván Barrantes, exconsejero de Luis Guillermo Solís: 'Nadie sabe bien qué es el cambio' político.

Un año atrás, Iván Barrantes iba de traje y corbata a su oficina en la Casa Presidencial, para diseñar una estrategia de comunicación del Gobierno, que apenas gateaba. Era un asesor ad honorem , categoría que ahora él reconoce como un eufemismo, para referirse a su intención de dar servicios impagables para la administración pública, pero sin privarse de trabajar en proyectos privados.

Ahora, casi un año después de haber protagonizado la primera baja de los hombres de confianza de Luis Guillermo Solís, Barrantes concluye que jamás debió haber estado ahí. Lo dice vestido con jeans , camisa tipo polo y barba a medio crecer, en una entrevista sobre la imagen del Gobierno.

'Era un proyecto que no estaba preparado para ganar y que nunca había sido gobierno. Eso era un coctel molotov y creo que recién ahora, después de un año, está preparado para hacerlo', dice Barrantes.

También ve deficitaria la estrategia del mensaje de Solís. Dice que no hay un hilo conductor sobre lo que se quiere proyectar y eso deja el espacio abierto a los impulsos. Por ejemplo, el episodio de los aguacates que fue a dejar el ministro de Comunicación, Mauricio Herrera, a un restaurante de la cadena Subway.

Ahora es consultor de un candidato presidencial en Guatemala, de la Federación Costarricense de Fútbol (Fedefútbol) y posee tres opciones de meterse en la política municipal de cara al 2016, no necesariamente con el PAC.

Dice que la campaña de Luis Guillermo le marcó la vida, que el mandatario fue 'un advenedizo' en el PAC y que Ottón Solís es una piedra en el zapato. Así habla Barrantes en una de las mesas del café Ruiseñor (Los Yoses, San José), donde los políticos son clientes frecuentes. Y él también.

Ve lo que pasa con la imagen en el Gobierno ¿y qué piensa?

Es que yo me quedé más en un proceso de acomodo. Este era un partido que nunca había gobernado y entraba en curva de aprendizaje muy fuerte. Ahora, hay mucha inmediatez y exceso de información, lo que aumenta el riesgo de cometer errores.

¿Dónde están los errores?

Yo insisto en que hay que construir un relato propio. Si no se tiene, es difícil que la gente entienda. Es como leer un libro. Si no hay un buen relato, usted no acaba el libro. El negocio de la comunicación parte mucho del relato.

¿No lo tiene el Gobierno?

Sí tiene relato, pero ha gastado mucho tiempo en el capítulo 1, el de no ser corrupto. En eso ha sido exitoso, pero eso no es el relato total. La gente lo que quiere ver son obras, ver hacer.

¿Dice...

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